Hay buenas y malas noticias económicas derivadas de la decisión de mantener sin cambios las tasas de interés en Estados Unidos, que ayer tomó la Reserva Federal.
Una buena es que, por lo pronto, no se incrementará más el costo del dinero y la tasa de referencia seguirá en 5.25 a 5.50 por ciento.
Otra positiva es la nueva expectativa de crecimiento de la economía de EU que ha establecido la Fed y asume una tasa de 2.1 por ciento para este año frente al 1 por ciento que antes preveía.
La mala es que, de acuerdo con las previsiones de los integrantes del Comité de Mercado Abierto de la Fed, que se encargan de tomar las decisiones de política monetaria, lo más probable es que aún tengamos dos incrementos de un cuarto de punto porcentual en los réditos, entre este año y los primeros meses del 2024.
En su conferencia de prensa, Powell, como siempre mantuvo una perspectiva ambigua señalando la viabilidad de un ‘aterrizaje suave’, pero al mismo tiempo adoptando una actitud dura respecto a la necesidad de ejercer medidas adicionales para controlar la inflación.
Más allá de los juicios de la Reserva Federal, hay un elemento adicional que ha irrumpido en las últimas semanas en el entorno económico: el alza de los precios de los hidrocarburos.
Desde mediados del mes de junio hasta los últimos días, el incremento de los precios del petróleo ha sido de casi una tercera parte.
Los expertos en mercados de hidrocarburos han señalado que no sería nada remoto ver precios del petróleo superiores a los 100 dólares por barril antes de que termine este año.
Esa circunstancia probablemente hará mucho más complicado seguir con la trayectoria a la baja de la inflación.
Ya vimos en el mes de agosto que ya tuvimos un ligero rebote en la tendencia de los precios en Estados Unidos, que puede hacerse más visible en septiembre.
¿Qué es lo que este entorno significa para México?
Que se van a consolidar las perspectivas que hablan de que todavía por una buena parte del año 2024 se mantendrán tasas elevadas.
De acuerdo con la encuesta de Citibanamex entre expertos, que ayer se dio a conocer, la gran mayoría considera que este año el Banxico no bajará sus tasas de interés y se mantendrán en 11.25 por ciento.
De hecho, si consideráramos que la inflación va a bajar levemente en lo que resta del 2023, habrá entonces un escenario de tasas reales de interés más elevadas.
En otras palabras, la política monetaria se hará aún más restrictiva.
En los escenarios considerados por los expertos, es probable que gradualmente se considere otro componente adicional para el 2024: una política fiscal expansiva.
En este espacio le hemos comentado que el hecho de que el déficit fiscal se programe en el 4.9 por ciento del PIB no es una amenaza para la estabilidad financiera.
Pero sí implica una mayor laxitud del gasto público que va a generar una mayor presión sobre la demanda agregada.
Es elemental que, si la política fiscal es expansiva, entonces, para compensar, la política monetaria tendría que ser más restrictiva si se quiere mantener la trayectoria de la inflación a la baja.
Seguramente los expertos del Banco de México estarán evaluando con todo cuidado los escenarios, pues dentro de una semana exactamente deberán comunicar la decisión de política monetaria para las siguientes semanas.
Se descuenta que no habrá cambios en las tasas.
Pero además de la determinación respecto a su nivel, lo relevante será el tono y el fraseo del comunicado, el cual ya contará con la ventaja de conocer el Paquete Económico para 2024.
En resumen, tanto por la decisión de la Fed como por el Presupuesto para el próximo año, creo que el Banxico va a tener incentivos para mantener tasas altas por un periodo más largo del que se preveía.
¿Qué es lo que pasará con el tipo de cambio en esa circunstancia?
Dejaremos la respuesta para un próximo análisis.