Porque Monreal quiere ser jefe de Gobierno
Con todo y su enojo ante los resultados de la encuesta de Morena para definir al próximo jefe de Gobierno de la CDMX, Ricardo Monreal, jefe delegacional en Cuauhtémoc, afirmó que no saldrá de dicho partido.
Bajo la lluvia y acompañado de su equipo de trabajo, el delegado aseguró que permanecerá en el partido liderado por Andrés López Obrador, pues sigue los principios morenistas -no mentir, no robar, no traicionar- al pie de la letra.
Te dejamos el discurso íntegro que el zacatecano pronunció este miércoles en la explanada de la delegación que lidera.
Monreal propone nueva encuesta ciudadana en Morena. https://t.co/TgRkg1NOn1 pic.twitter.com/wLehxECJvj
— El Financiero (@ElFinanciero_Mx) 30 de agosto de 2017
"Amigas y Amigos:
Muchas gracias por su presencia la tarde de hoy.
Es una tarde gris, con amenaza de lluvia, pero le estamos dando color y calor con nuestra presencia.
Es una reunión de mujeres y hombres libres, unidos por un motivo común: nuestro orgullo de pertenencia a Morena, el Movimiento de Regeneración Nacional.
Morena es el partido de izquierda más joven de América Latina y del mundo occidental.
En solo tres años de vida, es el partido que más ha crecido en México.
Mientras los partidos tradicionales están perdiendo electores y militantes, Morena ha sumado más de 16 millones de votos en sólo tres años de existencia.
Es una opción de cambio real y de transformación nacional para millones de ciudadanas y ciudadanos de todas las edades, de todas las clases sociales y de todas las regiones del país.
Hace unos días, un domingo, mientras caminaba por las calles de la colonia San Rafael, portando un chaleco de Morena, se me acercó una niña de 6 años, y me preguntó: --¿Oye, tú eres de Morena?--- Yo le dije, “Sí”. Y su respuesta fue: “Yo también”.
-- ¿Por qué te gusta Morena?, le pregunté.
-- Y la niña de seis años, de nombre Mariana, me respondió: --Por Andrés Manuel, y porque es la esperanza de México.
En efecto, este ascenso de Morena se debe a dos factores por lo menos:
A que tenemos un líder natural, como Andrés Manuel López Obrador, forjado en la lucha social y honesto y congruente a carta cabal; y a que tenemos un proyecto alternativo de nación, una propuesta viable para rescatar al país de la descomposición en la que se encuentra.
Sin embargo, también debemos reconocer que este crecimiento no está exento de riesgos y desafíos.
El principal de ellos, es no caer en los vicios de la partidocracia.
Morena es un partido que juega con las reglas del sistema, pero para cambiar al sistema y a las instituciones, no para reproducirlas.
Morena es más que un partido. Es un movimiento social que busca el poder público para transformar al país, no para ser igual que los demás.
El verticalismo, el faccionalismo y las nomenklaturas son los vicios de la partidocracia que Morena no puede darse el lujo de reproducir, porque cancelaría su futuro.
“Morena no tiene dueño”, nos ha enseñado Andrés Manuel López Obrador. No dejemos que las nomenklaturas, las intrigas palaciegas y el sectarismo se adueñen del movimiento.
Estamos muy a tiempo de corregir y blindar a Morena de estos vicios y desviaciones.
El mejor antídoto es la democracia interna.
Liderazgo fuerte y democracia interna no riñen en un partido democrático. Uno se apoya en el otro.
La democracia interna se fortalece con la apertura, tolerancia e inclusión de nuevos grupos y expresiones de la sociedad.
Gracias a esta apertura en la mayor parte del mundo, los partidos de izquierda están evolucionando de partidos de masas a partidos de causas. De estructuras verticales a redes horizontales. De la protesta testimonial a la propuesta estructural. De partidos de clase a partidos de ciudadanos.
La transparencia es otro factor que fortalece la democracia interna. Socializar las decisiones, mostrar los procedimientos y rendir cuentas de las acciones, ante los militantes y frente a la sociedad, fomenta la confianza y la credibilidad en un partido.
Por último, la autocrítica y el debate interno son aliados, no enemigos de la democracia interna. Sin caer en la “debatitis”, la autocrítica busca convencer más que vencer. Las mayorías numéricas son más sólidas y más legítimas cuando van acompañadas de una mayoría de razón.
No olvidemos que los partidos construyen en su interior la sociedad que luego impulsarán al exterior.
Si buscamos la democracia plena para el país, debemos consolidar antes nuestra democracia interna, distanciándonos de los vicios de la partidocracia.
Hace unos días, nuestro partido realizó una modalidad de consulta para seleccionar al coordinador de organización de la Ciudad de México.
Conforme a lo previsto por nuestros estatutos y a los acuerdos del consejo nacional, se realizó una encuesta, cuyos resultados son ya del dominio público.
Dice un dicho: no hagas cosas buenas de mala manera, ni cosas malas con apariencia de buenas.
La encuesta sirve para generar consensos, si antes hay acuerdo en la forma de hacerla. Es decir, si previamente se pactan y transparentan los criterios para hacerla y, sobre todo, para leer o interpretar sus resultados.
Una encuesta no es un acto de magia o de fe. Es un ejercicio de ciencia y técnica.
Y algo muy importante: ayuda a tomar decisiones políticas, sí, pero no sustituye a la política como el arte de llegar acuerdos y construir consensos mediante el diálogo y la conciliación.
No exijamos a una encuesta, lo que la política no presta.
Desde antes de su aplicación, yo pedí información sobre el cuestionario, el diseño de la muestra, el margen de error y cómo se procedería si hubiera un empate técnico.
También planteamos dos encuestas espejo, para validar y legitimar resultados. Tres encuestas siempre ven mejor que una.
Se nos pidió confianza, la concedimos; pero quedó abierto un umbral de incertidumbre.
Ahora que se han difundido los resultados y la metodología, la incertidumbre sigue allí.
En estos días he expresado públicamente mi diferendo con la forma opaca con que se levantó el estudio.
Sé que estas críticas han despertado las ambiciones de quienes quieren destruir a Morena.
No está en mis planes ser el caballo de troya de la mafia del poder.
Pero tampoco guardar silencio por el atropello y las intrigas de la nomenklatura.
Por fortuna, hay opciones para corregir el camino y seguir luchando a favor de Morena y por el triunfo del proyecto de nación de Andrés Manuel López Obrador en el 2018.
De manera respetuosa, propongo, planteo y sugiero a la Comisión de Elecciones, una de las siguientes dos opciones:
Uno, reponer el procedimiento para la selección de la coordinadora o coordinador de organización de Morena en la Ciudad de México, con la siguiente modalidad: que se levante una encuesta base, acompañada de dos encuestas espejo. Quien resulte arriba en los tres estudios, así sea por décimas, tendría el reconocimiento pleno.
Dos, considerar la posibilidad de una consulta ciudadana a población abierta. Si bien los estatutos no contemplan elecciones primarias, tampoco las prohíben. Una consulta que podría ser organizada, vigilada y validada por la autoridad electoral o por un consejo de organizaciones no gubernamentales, ciudadanas e independientes, con experiencia en la observación electoral.
Que quede claro. Reponer el procedimiento no significa que me den a mi la coordinación. Quienes así piensan, están viendo una flama, no el incendio.
Reponer el procedimiento es reponer y fortalecer la confianza de la ciudadanía en Morena. Es demostrar que no somos igual que los demás, y que el cambio que queremos para México empieza por nosotros mismos.
Soy fundador de Morena.
He librado batallas por Morena, en la Ciudad de México y en otras partes de la geografía nacional.
No necesito de un cargo político o electoral para seguir sirviendo a Morena y al proyecto alternativo de Nación.
Pero también sé que la principal fortaleza en la lucha política es la dignidad, la honra y el decoro.
Decía mi padre, un campesino del ejido de Plateros, en Fresnillo, Zacatecas, de quien aprendí las primeras lecciones políticas: “Si dejas que te humillen y te pisoteen una vez, lo harán dos, tres y hasta cien veces. Es más importante la dignidad que la política. No dejes trozos de dignidad en el camino”.
¡Que viva Morena!
¡Que viva Andrés Manuel López Obrador!
¡Que viva México!"