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¿Tienes una multa de tránsito? Podrías pagarla en talleres de lectura en la CDMX

Lectura en voz altaLa idea surge de la novela ‘El lector a domicilio’, de Fabio Morábito, donde el protagonista, sancionado por una falta vial, debía leerle a enfermos y jubilados
(unam)

Bertha Ramírez, infractora reincidente al volante desde la adolescencia, descubrió que una multa podría llevarla a leerle cuentos a personas hospitalizadas y adultos mayores.

Así fue gracias a una peculiar iniciativa impulsada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM): pagar las infracciones con lecturas en voz alta.


En el marco del Día Internacional del Libro, comenzó a circular esta iniciativa promovida por la UNAM que destaca el impacto social y emocional del Proyecto LEO, una propuesta que transforma las sanciones viales en experiencias culturales significativas.

El programa, implementado en colaboración con la Secretaría de Movilidad de la CDMX desde 2019 como parte del sistema de sanciones no económicas conocido como Fotocívicas, permite a los automovilistas recuperar puntos perdidos en su historial vehicular asistiendo a talleres de lectura, escritura y oralidad.

“Debía una multa y la UNAM me dio la oportunidad de saldar dicha deuda si tomaba un taller de lectura en voz alta en CU... Tiene poco que comencé a buscar asilos y hospitales donde contar historias”, relata Bertha Ramírez, una de las más de mil personas que han pasado por el taller.

Cada hora de participación equivale a un punto recuperado, pero los beneficios van mucho más allá del puntaje. Según Lizbeth Nájera Mancilla, encargada de impartir los talleres, leer en voz alta “obliga a sentir lo narrado” y permite que “los escuchas se transformen en lectores a partir de lo que tú les lees y ellos imaginan”.

Esta idea fue planteada en 2018, cuando Elsa Margarita Ramírez Leyva —directora general de Bibliotecas y Servicios Digitales de Información de la UNAM— descubrió en una librería la novela ‘El lector a domicilio’, de Fabio Morábito. El protagonista, sancionado por una falta vial, debía leerle a enfermos y jubilados. “¡Justo como en la obra de Morábito!”, pensó Ramírez, al enterarse poco después del lanzamiento del programa Fotocívicas en la Ciudad de México.

Inspiradas por la ficción, Ramírez y Nájera diseñaron el Proyecto LEO, seleccionando cuidadosamente textos que promovieran la empatía, la conciencia ambiental, la seguridad vial, y valores como la igualdad y la no violencia. Desde entonces, han visto surgir historias memorables: desde abuelos que redescubren el placer de narrar cuentos hasta universitarios que replican el modelo en otras instituciones.

Hoy, en un mundo donde la lectura en voz alta parece un arte en peligro de extinción, según la UNAM, esta institución reafirmó su apuesta por la palabra hablada como vía de transformación individual y social.

Y, en una vuelta de tuerca digna de la mejor narrativa, el propio Fabio Morábito bromea: “Un día de estos me pasaré un alto para ser víctima de mi iniciativa y leer en voz alta algún texto”.

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