A la edad de 98 años falleció en último soldado mexicano que peleó en la Segunda Guerra Mundial. El sargento Horacio Castilleja Albarrán, quién fue miembro del legendario Escuadrón 201, dejó de existir el pasado 30 de noviembre.
El militar, quien fue especialista en transmisiones durante la Segunda Guerra Mundial al lado de los aliados, fue comisionado junto con el Escuadrón 201 a luchar en las Filipinas, que estaban ocupadas por el Imperio Japonés.
Se sabe que el último miembro de las Águilas Aztecas fue honrado en el Panteón Militar este jueves 1º de diciembre, ubicado en el No. 6011, de la carretera México-Cuernavaca, San Andrés Totoltepec, Tlalpan, de Ciudad de México.
El evento fue dirigido por el general piloto aviador José Gerardo Vega Rivera, actual comandante de la Fuerza Aérea Mexicana, mismo que despidió al sargento y envió sus condolencias a amigos y familiares.
«Lamentamos el fallecimiento del sargento… Nuestras condolencias a su apreciable familia y amigos. Descanse en paz.», puntualizó el mando militar.
Castilleja Albarrán se integró al ejército a los 18 años y recibió entrenamiento como operador de radio. Fue especialista en transmisiones de la Escuela Militar de Transmisiones donde realizó el Curso de Radio Operador.
En específico, el Escuadrón 201 fue un grupo selecto de voluntarios compuesto por los mejores pilotos y el mejor personal de base que había en México. La unidad recibió entrenamiento en varias localidades de los Estados Unidos, principalmente en el campo aéreo de Greenville, Texas y en el de Pocatello, Idaho.
Condujeron 96 misiones de combate apoyando a las fuerzas terrestres aliadas, participaron activamente en los bombardeos de Luzón y Formosa, hoy conocida como Taiwán.
Horacio Castilleja Albarrán recibió junto con los demás participantes del equipo la medalla de Servicio en el Lejano Oriente.
Hace mucho tiempo que este militar veterano y parte de la historia se había retirado del servicio además de que se encontraba pensionado.
Sin embargo, cabe mencionar que la Sedena destacó su participación en la Segunda Guerra Mundial por los altos niveles de patriotismo, heroísmo, espíritu de servicio; obteniendo en 1954 la Condecoración Presidencial que el Gobierno de República de Filipinas impuso a los miembros de la Fuerza Aérea Expedicionaria.