La Ciudad de México ha padecido de grandes terremotos, como los de 1975, 1985 y 2017, los cuales han cobrado la vida de miles de personas, causado la destrucción de cientos de edificios, sin embargo, con mayor regularidad, se registran pequeños temblores, casi imperceptibles, los cuales son conocidos como microsismos.
Estos pequeños sismos son, de acuerdo al Instituto de Geofísica de la UNAM y al Servicio Sismológico Nacional (SSN), movimientos que se producen en los subsuelos caracterizados por pequeñas rupturas de la tierra, cercanos a su superficie.
Sin embargo, este 26 de septiembre la actividad sismológica en la capital del país ha sido constante, pues se han reportado pequeños temblores en las alcaldías Miguel Hidalgo, Benito Juárez y Coyoacán.
Pero, ¿por qué hay microsismos en la Ciudad de México?
Una de las principales razones es porque la capital del país está asentada sobre tres zonas sísmicas:
- Zona de lomas: comprende terrenos firmes y rocosos, ubicados principalmente en el sur y sur-poniente de la ciudad.
- Zona de transición: se sitúa en partes intermedias de la capital, cruza alcaldías como Álvaro Obregón, Cuajimalpa, Azcapotzalco y parte de Miguel Hidalgo y Benito Juárez.
- Zona de lago: se localiza en las regiones donde antes se encontraban los lagos de Texcoco y Xochimilco.
“La primera fuente que origina la sismicidad local son las fallas geológicas que, si bien no son muy grandes, ellas son fundamentalmente las que originan los sismos”, afirma el profesor Enrique Cruz de la Escuela de Ingeniería y Ciencias del Tec de Monterrey.
De acuerdo con el académico, dichos sismos son muy superficiales; es decir, se ubican a pocos kilómetros del suelo, por lo que, aunque lleguen a ser perceptibles, son de corta duración y con ondas de movimiento muy pequeñas.