La última vez que Azucena vio a su esposo Alexis fue 18 de noviembre de 2022, cuando un grupo de hombres armados lo atacó y lo subió a la fuerza a una camioneta, en Tecomán, Colima. Desde entonces, no ha dejado de buscarlo.
Sin embargo, hoy Azucena se siente cada vez más cerca de su esposo, o al menos, de saber lo que le pudo haber pasado tras su desaparición: recientemente reconoció un par de botas y un pantalón, de entre fotos y videos capturados en los crematorios clandestinos del rancho Izaguirre, en Teuchitlán, Jalisco.
Las imágenes fueron capturadas la semana pasada, por el colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, que ha visibilizado la barbarie que se vivió en los crematorios clandestinos de Teuchitlán, donde se habrían mantenido retenidos por la fuerza, no se sabe por cuanto tiempo, a cientos de mujeres y hombres.

¿Pero qué más se encontró en este lugar?
En las imágenes es fácil apreciar ropa desgastada y maltratada, cientos de zapatos llenos de tierra, pero también lo que algún día fueron valiosos tesoros de quienes llegaron a este lugar: varias biblias, libros, un llavero en forma de corazón con la foto de una mujer, un distintivo collar de la religión yoruba y un par de fotografías de unos niños.

Además, en el sitio se han encontrado decenas de maletas y mochilas, que pasaron de cargar sueños y la esperanza de una vida mejor, a ser pruebas forenses de los muchos delitos que se cree, se cometieron en este lugar: desaparición forzada, tortura, secuestro, trata de personas y homicidio.

De acuerdo con el Indira Navarro, lideresa de los Guerreros Buscadores de Jalisco, este predio era un centro de adiestramiento y exterminio de jóvenes, que ingresaron engañados a este rancho tras ser enganchados con promesas de trabajos de ensueño, con techo y comida gratis, a cambio de 10 mil pesos semanales de sueldo.
En cambio, estas personas, sobre todo jóvenes, se vieron forzados a participar en duros adiestramientos para operar a favor de un grupo criminal, que se cree era el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
RASTROS DE IDENTIDAD
En este sitio también fueron halladas identificaciones oficiales, cuyas fotos ya circulan en redes sociales, donde familiares de desaparecidos comparten información que les permita dar con los suyos.

Incluso hay quienes se han dado a la tarea de buscar perfiles en redes sociales que coincidan con la información de estas identificaciones.
Asimismo, hay algunas fotografías que muestran páginas de cuadernos llenas de apodos, muy bien acomodados en listas: ‘Toluco’, ‘Carnicero’, ‘Jacquelín’, ‘Poco Pelo’, ‘Dunbo’, ‘Jalapeño’ y ‘Tepo’, son sólo algunos de ellos.
Aunque se cree que estos apodos fueron parte del ‘adiestramiento’ que los criminales tenían con sus reclutas, para despojarlos de su identidad, quienes tienen un algún familiar desaparecido también los han relacionado con las características físicas de las víctimas, sus apellidos, o bien, los apodos que pudieron tener cuando no estaban cautivos.

Otro hallazgo que conmovió en este lugar, fue una carta escrita a mano y firmada por una persona identificada como Eduardo Lerma Nito.
El mensaje decía: “Mi amor, si algún día ya no regreso, solo te pido que recuerdes lo mucho que te amo. Y digas: ‘se me fue mi enojón, berrinchón y celoso’”.

La misiva tenía su nombre completo, fecha de nacimiento (2 de mayo de 2003) y la zona de donde era originario.
La aparición de esa carta generó una fuerte reacción en redes sociales, por lo que el colectivo Guerreros Buscadores compartió imágenes y señaló que el joven había sido reportado como desaparecido en febrero de 2024, pero aclaró que ya habría sido localizado con vida y se habría reunido con su familia desde octubre de 2024.
“Dentro de esta Historia tan conmovedora de la nota de Eduardo Lerma Nito, hay algo bonito, nos informan que este Joven que la escribió, él ya esta con su familia desde octubre. Para que ya no se siga compartiendo por favor. Gracias a Dios esta con Bien”, se lee en un post del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco.