Fernando Martínez es directivo de la empresa familiar 'Imagen publicitaria y apoyo de personal', fundada en 1972 por sus padres, durante la pandemia tuvo que dar un giro inesperado a su empresa, pues tuvo que hacer ajustes tanto en su personal como en la compra de insumos, debido a que su ramo no fue considerado esencial, pese a que la demanda de trabajo mayor, tuvieron que adaptarse a una nueva modalidad: el home office.
En entrevista para Nación321 explicó que para hacer funcionar la nueva modalidad de trabajo tuvo que bajar de tres a dos turnos y escalaron al personal operativo. Al cabo de un mes, dice Fernando, identificó qué es lo que debería cambiar, por lo que tomó la decisión de despedir al personal que no cumplió con las metas estipuladas.
Aunado a esto, ante una posible escasez de insumos o aumento de costos, también modificaron sus procesos de compra de tinta, papel y químicos.
“Redujimos costos, obtuvimos un beneficio de hacer compras de mayor volumen y no por semana… Te puedo decir que nos ha beneficiado con un 30 o 35% de ahorro”, explicó.
A nivel administrativo, el empresario identificó que la gente “era más feliz” estando en casa que trasladándose a la oficina y optó por permitir que solo acudieran cuando realmente se necesitara.
De acuerdo con la bolsa de empleo Computrabajo, en México 57% de las empresas instauraron de modelos de trabajo híbrido y aunque la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) estima que en el país 13 millones de personas estarían en posibilidades de hacer home office, solo el 9% de la población trabajadora está en esta modalidad.
De acuerdo con el Inegi, al inicio de la pandemia, 23.5% de la fuerza laboral tuvo que trabajar de forma remota, la mayoría desde sus domicilios particulares, lo que ha generado un importante debate sobre la permanencia del trabajo a distancia o de los modelos híbridos.
En esta estadística entra David Guasca, un joven a quien un brote de COVID-19 lo dejó atrapado en México, aunque de no haber ocurrido, no habría podido mejorar sus condiciones de vida, según admite el colombiano a quien la pandemia le hizo cuestionarse su realidad y lo llevó a mudarse de país y a entender los nuevos modelos de trabajo a la distancia.
En Bogotá, David debió pedalear más de 20 kilómetros diarios para cumplir con un trabajo de tiempo completo e ir a la universidad para estudiar Publicidad.
Los trayectos y el ritmo de vida lo tienen agotado, aunque deben mantenerlo para solventar los gastos de su matrícula escolar. Sin embargo, al iniciar la pandemia, la empresa en la que laboraba lo mandó a trabajar desde casa e incluso aprovecharon para concretar el plan de enviarlo a México a conocer las oficinas, pero aquí le tocó un contagio y tuvo que quedarse unos días, hasta que lo regresaron en un vuelo humanitario. En ese momento, su perspectiva había cambiado y sabía que debía volver a la CDMX.
“Aquí había más instalaciones, la empresa ya me había propuesto que me cambiara y se mudara a México. Conseguí otra compañía que pudiera contratarme aquí, aprovechando que tenía la oportunidad de hacer home office y así podría estar con ambos ingresos”, dice.
Desde su casa en la Ciudad de México, David narra a Nación321 cómo fue ese cambio de vida que experimentó al iniciar en un país nuevo con solo una computadora, una cama y un escritorio y que sin saberlo, lo convirtió en una nómada digital.
Una de sus mayores lecciones, asegura, es que aprendió a organizar su tiempo y trabajar por metas y objetivos, lo que le permitió cumplir con sus beneficiarios y generar el dinero que le ayudó a terminar la carrera.
“Yo vi la posibilidad de que si mantenía los resultados en mi antigua empresa, podría buscar trabajar en otra y logré organizar el tiempo para cumplir en ambas y que en las noches pudiera tomar clases”.
David reconoce que las empresas suelen tener para mantener su personal en el home office pero admite que algunos jefes han reconocido que los empleados mejoran su productividad.
En su caso, dado que la empresa en la que trabajaron triplicó sus ventas e incluso en el ámbito personal, dedicó más tiempo a cuidarse a sí mismo, a ver por su pareja y hasta conocer algunos rincones de México.
“Yo sé que ya puedo cocinar, salir, dar una vuelta en bicicleta, ir por un helado, viajar y pasar tiempo con mi pareja, creo que el trabajo no tiene porque quitarte el gusto ni el tiempo por hacer esas cosas”, asegura.
En julio de 2020, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS) reglamentó el trabajo a distancia y publicó los lineamientos de la NOM-037 que deben cumplir los empleados para facilitar esta modalidad a raíz de la pandemia.
Algunos de los puntos destacan tener espacios remotos de común acuerdo, proporcionar insumos necesarios para el desarrollo de su trabajo, posibilidad de jornada flexible y conciliar la vida personal y familiar, entre otras.
Sin embargo, la empresa de Fernando Martínez fue más allá y otorgó apoyos para pagar internet y luz a algunos trabajadores.
A casi dos años de iniciar la travesía del home office, el director de la compañía celebra que hayan tomado esa decisión y asegura que son más los logros que los desatinos.
“Nos optimizó, al principio fue difícil pero nos ayudó a ser más productivos, a mejorar el ambiente organizacional, nos ayudó mucho y ahora estamos creciendo más, estamos trabajando mejor que antes que la pandemia”.