"¡Les venimos ofreciendo sus ricos y deliciosos tamaaaleeees!"
Es el sonido que nos 'estremece' a los mexicanos cuando el 'señor de los tamales' pasa con su carrito y una bocina con las que anuncia el paso de este calientito, esponjoso y delicioso manjar.
De dulce, mole, rajas, y 'verde', los más socorridos por los capitalinos, los tamales son un alimento obligado en las mesas de las familias mexicanas, más cuando llega el 2 de febrero, Día de la Candelaria.
Todos tenemos una relación amorosa con este producto de la cocina nacional y regularmente los vemos salir de la vaporera, cuando los ponen en nuestros platos o en el bolillo que dará vida a las 'guajoltas' pero, ¿te has preguntado qué mitos envuelven a este manjar durante su preparación? Si no lo has hecho, en Nación321 te traemos algunos de los conocimientos populares que acompañan la producción de este riquísimo manjar.
Como cualquier platillo, los tamales están acompañados de ciertos rituales que hacen la diferencia entre una simple preparación y un tamal que en sus entrañas porte con orgullo el nombre.
PERSIGNAR
Para que los tamales queden “bien”, es necesario persignar la masa y la vaporera. Tal cual lo lees... y es que según los que saben, es necesario hacer la señal de la cruz para que los tamales tengan una buena cocción.
Algunos, incluso, ponen al fondo de la vaporera dos hojas de totomoxtle cruzadas simulando una cruz para 'amarrar' el cocimiento.
Mientras se preparan los tamales, se debe cantar para que no salgan agrios. Si como a nosotros te gusta la cantada, entonces eres un gran perfil, pues si les cantas una rolita, dicen, los tamales quedarán más ricos.
Si hay alguna persona “hambrienta” o que esté llorando en la casa, debe salirse porque sino quedan crudos los tamales. Así que evita que tu amigo o papá se acerquen a la olla cuando se estén cociendo, pues corres el peligro de que los tamales nomás no queden listos.
Cuando los tamales están “haciéndose del rogar”, es decir, tardan en cocerse, se debe patear o zarandear la vaporera. Aunque no lo creas, a veces los tamales tardan hasta horas de más para cocerse, sin razón alguna, pero ya sabes qué debes darles una 'patadita' pa' que reaccionen.
Una embarazada no debe hacer tamales porque quedan “pintos”, esto quiere decir partes cocidas y partes crudas, y si participa en la preparación, debe atarse un listón rojo alrededor del vientre. Ya sabes, es mejor hacerles caso a las abuelitas.
No se debe abrir la vaporera, durante la cocción, porque se encelan y quedan “pintos”. ¿Qué es que queden 'pintos' o 'apretados'? Significa que no tengan una cocción lineal y que un tamal, por ejemplo, pueda quedar la mitad cocido y la otra mitad crudo.... y no queremos eso, ¿cierto?
ORIGEN DE LOS TAMALES
¿Sabías que…? En el México prehispánico se creía que la persona que comiera el tamal pegado en la olla sería perseguido por una maldición; si se trataba de un hombre, ya no podría disparar bien las flechas en la guerra; si era mujer, no tendría buen parto.
De chile verde, de mole, o de dulce… tal vez de rajas o hasta uno gourmet, los tamales son uno de los elementos infaltables para los mexicanos.
Y es que son un platillo fundamental de la cocina mexicana, cuyas raíces se extienden hasta la época prehispánica.
“Se dice que eran un alimento para las grandes fiestas, también se preparaban para agradecer la fertilidad de la tierra, en cualquier evento social y como ofrenda a los muertos”, señala el Gobierno de México sobre este producto.
De acuerdo con archivos, en ese entonces “el tamal era más firme y apelmazado, elaborado con verduras como calabaza, chile y maíz, productos tradicionales de nuestro país”.
Tras la Conquista, “este platillo fue adaptándose y complementando su fisonomía e ingredientes, pues se incluyeron los que provenían de Europa, quienes actualmente aportan el sabor que conocemos”. Es el caso de la manteca, así como la carne de cerdo, en sustitución de verduras como calabaza, quelites y elotes.
El tamal es un alimento mexicano hecho a base de maíz, relleno de diversos ingredientes, cocido en un paquete de hojas vegetales, que lo mismo pueden ser de milpa o de maíz, plátano, carrizo, chilaca o papatla.
Los hay de semilla de huauzontle, frijol con rajas, rellenos de carne de puerco o pollo en sofisticadas salsas, también hay de zanahoria y papa picadas, chícharos, pimiento así como huevo cocido; de igual manera los hay de sabores dulces como de piña con rompope, piñón con biznaga, dulce de cacahuate, entre otras decenas de sabores.
En México se han localizado hasta 500 recetas para la preparación de tamales, que derivan en unas 3 mil o 4 mil preparaciones, según las costumbres familiares, invenciones y adaptaciones geográficas, detallan autoridades.
¡Buen provecho!