Porque esta historia es solo un reflejo del dolor, pero también de la empatía, del que fuimos testigos el 19 septiembre de 2017
"Ahora sé que nada es para siempre, en cualquier momento todo se puede caer, todo se puede derrumbar y se te puede ir", dice Homero Torres Mata, quien tras el sismo del 19 de septiembre de 2017 perdió su casa y su consultorio dental, una importante fuente de ingresos para su familia.
Homero, de 28 años de edad, es originario de San Gregorio Atlapulco, uno de los 14 pueblos originarios de Xochimilco, al sur la Ciudad de México. Este pueblo fue una de las zonas más afectadas por el terremoto de magnitud 7.1 que azotó a la capital hace dos años, pues tan solo en San Gregorio, más de 200 viviendas se derrumbaron o tuvieron que ser demolidas por los severos daños estructurales que sufrieron.
A las 13:14 horas, de ese 19 de septiembre, Homero estaba en clases cursando su posgrado en odontología en una escuela cerca de la Glorieta de Vaqueritos. Pese a la angustia y el miedo, tomó las llaves de su carro y se encaminó a su casa pues, recuerda, tenía un mal presentimiento.
"Yo presentía que iba a pasar esto, que se iba a caer la casa. Días antes, en el sismo del 7 de septiembre, se había debilitado, ese día sentí que se nos caía pero no, resistió; pero con este (el del 19) que fue más fuerte, yo sí presentía que se nos había caído la casa".
"Tomé el puente de Vaqueritos y todavía estaba moviéndose", dice. Al llegar a Nativitas, se encontró a un vecino, ahí se enteró que su casa había sido una de las que se habían derrumbado.
"Cuando me dice que mi casa se cayó y que había lesionados, pues ahí sí me volví loco. Me bajé del coche porque ya estaba todo colapsado y corrí, corrí una distancia larga hasta que encontré una patrulla de Protección Civil y les empecé a gritar que mi casa se había caído y que había heridos. No sé cómo me vieron de asustado que me subieron a la camioneta, abrieron espacio y llegamos rapidísimo".
Cuando por fin llegó a su casa, Homero cuenta que encontró a sus hermanos, Diego e Irving, quienes sufrieron heridas leves; sin embargo a su mamá se le cayó un muro en la pierna que le causó una luxación.
"En cuanto llegué y vi el colapso y vi a mi mamá, me desmayé de la impresión. Tenía la presión muy alta, por un momento no supe bien qué pasó, me controlaron y ya cuando reaccioné llevé a mi mamá a una clínica particular a cuatro cuadras de mi casa, esa clínica abrió sus puertas para atender a todos los lesionados, la llevamos cargando. No había luz y no le pudieron sacar radiografías, pero sí tuvo atención".
Durante toda esa noche, Homero y su papá se quedaron en guardia afuera de su casa para evitar que entraran a robar cosas de valor. Con una lona que les prestaron vecinos de la zona, ambos acamparon entre los escombros del que algún día fue su hogar.
Además del dolor de perder la casa de su familia, Homero tuvo que lidiar también con la pena de perder su consultorio dental, mismo que había abierto apenas unos meses atrás y que era una fuente de ingresos para la familia.
"El consultorio fue pérdida total. Fue un shock grande porque también mi fuente de ingresos se fue, mi consultorio era nuevo, teníamos meses de hacer la apertura y todo el equipo era nuevo. Hasta hace unos meses terminé de pagar cosas que ya no rescaté (...) Perdí todo, perdí fuente de ingresos, perdí mi material para generar, literal, lo perdí todo".
'TODOS FUIMOS UNO MISMO'
En medio del dolor, Homero rescata lo positivo: el apoyo que recibió de su familia, amigos, vecinos e incluso de desconocidos.
Con ayuda de su familia, Protección Civil, amigos ingenieros y arquitectos, así como albañiles, ayudaron a la familia Torres Mata a apuntalar su casa y poder entrar a rescatar lo indispensable.
"En ese momento todos fuimos uno mismo. Es increíble como fue la unión de la gente (...) fue un tremendo apoyo de la gente, es algo que lo tengo bien marcado, la gente, su movimiento; de verdad es que en un momento así no sabes qué hacer, te paralizas de miedo, de coraje y no sabes qué hacer, entonces esa gente que te apoya, que toma decisiones es indispensable, gracias a ellos vas agarrando fuerzas y la actitud que debes tener para pasar un momento de esos", asegura.
Durante seis meses, vivieron en la casa de un familiar, después, durante otros cinco meses en una casa prestada. En ese lapso de tiempo, los Torres Mata fueron beneficiados de las rentas temporales entregadas por el gobierno de la Ciudad de México, entonces encabezado por Miguel Ángel Mancera, así como de los apoyos económicos del Fondo de Desastres Naturales (Fonden).
Los vecinos del pueblo de San Gregorio se unieron en una asociación civil con la finalidad de acceder de forma más fácil y rápida a los apoyos para la reconstrucción de sus hogares. Gracias a eso, la Fundación Slim hizo una donación de más de 180 casas en la zona, una de ellas fue para la familia Torres Mata.
Tras un año de no tener un hogar, a finales de 2018 recibió su nueva casa, misma que fue reconstruida en el mismo predio.
"Fue un momento de paz muy grande saber que se iba a reconstruir la casa", asegura.
Pero esa no fue la única donación que recibió la familia, pues una doctora jubilada y originaria de Xochimilco regaló su equipo y material de trabajo a Homero, quien pudo comenzar de nuevo a trabajar y reactivar la economía familiar.
"La doctora nos vio por televisión y vino al pueblo a buscarme, fue así que me donó su equipo. Ella es doctora y se jubiló y me regaló su equipo dental y con eso es con lo que empecé a trabajar de nuevo, pero gracias a ella volvimos a empezar a generar y salir de la pausa en la que estábamos".
SI HACES LAS COSAS BIEN, SE TE REGRESAN
"Me di cuenta que si haces las cosas bien, Dios te las regresa. El apoyo de la gente fue impresionante", destaca Homero.
Tras el dolor de perder su casa, su consultorio, su fuente de ingresos, el joven asegura que para él, el 19 de septiembre fue una nueva oportunidad para dejar todo atrás y volver a comenzar a lado de su familia.
"De ahora en adelante sé que nada es para siempre", destaca, "y sé que si me vuelve a pasar, vuelvo a sacar fuerzas para volver a comenzar. Siento que fue una oportunidad grande que Dios nos dio de volver a comenzar, de dejar atrás todo y tener un comienzo nuevo. Gracias Dios por darnos una nueva oportunidad y darnos la luz para continuar y seguir creciendo".