Temperaturas extremas, violencia, inseguridad, y poco o nulo apoyo de parte de autoridades son algunas de las problemáticas que enfrentan las madres que buscan a personas desaparecidas en nuestro país.
Estas problemáticas se recrudecen dependiendo de la zona o estado en el que se realice la búsqueda, pero prácticamente ningún colectivo de madres buscadoras se 'salva' de poner en riesgo sus vidas cuando realiza el trabajo que el Estado debería garantizar.
Esta labor se vuelve cada vez más importante en un México en el que, tan sólo en el sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador, es decir del 1 de diciembre de 2018 a la fecha, suman 112 mil 291 personas cuyos paraderos son inciertos, según datos del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO).
"Nos dispararon una vez que íbamos a un predio que estaba a las afueras de Los Mochis; caminamos 20 minutos entre matorrales hasta llegar a una casa abandonada donde supuestamente había cuerpo, no llevábamos ahí más de 5 minutos cuando cuando empezaron a tirar del oeste, estaban tirando balazos y luego al norte y luego al sur, o sea, nos estaban rodeando.
"No estaban tirando a dar, pero estaban tirando hacia arriba para intimidarnos"... es lo que recuerda José María Espinosa de los Monteros, director del documental 'Te nombre en el silencio', durante una entrevista con Nación321 sobre su acompañamiento a Las Rastreadoras de El Fuerte, un grupo de mujeres buscadoras encabezadas por Mirna Nereida Medina.
La labor que realizan las madres buscadoras se vuelve más visible cuando en materiales audiovisuales o escritos dan a conocerlo a audiencias; se trata de trabajos documentales que retratan la lucha por encontrar a personas cuyo paradero es desconocido tanto para familiares como para autoridades.
"Y lo importante de aquí es que ninguna de las señoras se inmutó, todo mundo continuó su trabajo, claro que Mirna da la instrucción de acelerar la búsqueda para encontrar o no encontrar y luego irnos de ahí", narra sobre una de sus experiencias a lado de esta agrupación. Destaca que el trabajo de los colectivos es de vital importancia y de una valía única.
Acota que en las "rancherías es un es un tema bastante delicado. Cuando cruzas una ranchería en cualquier parte Sinaloa y dice 'Bienvenidos a Mochicahui' en ese momento ya se dan cuenta de quién eres, hay unas redes entretejidas entre la mafia, el cártel en ese tipo de comunidades donde hay muy pocos policías, muy poca ley".
En su material cuenta la historia de la señora Mirna, quien emprendió una fiera búsqueda de su hijo Roberto Corrales, quien desapareció en 2014, y tres años después halló sus restos en un predio.
Platica que a la compleja situación de inseguridad que viven las madres buscadoras, se le suma la organización y comunicación con la que operan las redes criminales en el estado. Al respecto cuenta que a veces se opta por no llevar escoltas a las búsquedas:
"Cuando tú entras con una patrulla (a una zona) y tienes una pequeña caravana, pues lo que haces es 'calentar el terreno'; automáticamente se dan cuenta. Las personas se preguntan ¿quiénes son? ¿a dónde van y por quién están escoltados? Entonces eso de alguna manera nos pone más en riesgo".
ORGANIZACIÓN Y FONDEO
Durante su trabajo con las madres buscadora, José María y su equipo se ganaron la confianza de las buscadoras, un trabajo que requirió de sensibilidad en los momentos más crudos de la realización del documental.
"De alguna manera sabían que que nosotros teníamos o tenemos la sensibilidad de discernir cuando es apropiado o no (grabar), cuando la situación es demasiado personal, demasiado fuerte que un lente de una cámara apuntando así pudieron romper esa privacidad, esa intimidad".
Sobre el subsidio de estas organizaciones, 'Chema' platica que "el gobierno cada vez les da menos. Antes les daba para gasolina y el agua y la comida, y ya no les da ni el agua ni la comida, ellas tienen que llevar todo lo suyo, entonces es entre ellas no quienes sostienen el grupo y Mirna, cuando puede, cuando tiene tiempo, gestiona todo este tipo de recursos".
Añade que a veces tienen recursos del parte de ONGs, de grupos, y aportaciones, pero esencialmente ellas, con recursos propios, fondean la actividad.
"No creo que en México nos acerquemos más a un superhéroe que los grupos de búsqueda de madres, una labor absolutamente y totalmente sagrada la que realizan", finaliza.