Porque este mexicano hizo grandes aportaciones a la ciencia
El científico Mario Molina falleció este miércoles a los 77 años de edad. El pasado mes de junio, el mexicano —quien en 1995 ganó el Premio Nobel de Química— hizo una valiosa aportación y recomendación ante la pandemia por COVID-19.
Frente a la 'nueva normalidad' y a la transición ordenada rumbo al semáforo naranja en la Ciudad de México, Mario Molina, recomendó utilizar en todo momento el cubrebocas, con el fin de prevenir los contagios de COVID-19.
"Se acostumbra uno fácilmente a usarlos, pero hay que tener los cubrebocas puestos todo el tiempo. Eso es lo que queremos explicarle a la sociedad, para que cuando salgan a la calle, o cuando los niños vayan a las escuelas como en China y Asia, estén usándolos, porque así se evita la transmisión de la enfermedad", precisó durante la conferencia del Gobierno capitalino.
Pero, ¿por qué el énfasis? Molina señaló que, en un estudio realizado por él y su equipo de trabajo (Renyi Zhang, Yixin Li, Annie L. Zhang y Yuan Wang), el cual fue publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS), hallaron que las partículas llamadas aerosoles son importantes para la transmisión de la nueva cepa de coronavirus.
"Con el COVID sí se pudo comprobar que los aerosoles, las partículas pequeñitas que en calidad del aire llamamos PM 2.5, llevan al coronavirus y lo interesante es que no le habíamos hecho tanto caso (...). ¿Qué pasa? Fue un error de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que dijeran que la transmisión de esta enfermedad fuera por las gotas grandotas, que sí se ven, cuando uno tose y estornuda. Sí infectan, pero no reconocían y apenas lo están haciendo, que no solo son esas gotas gigantescas, sino los aerosoles (los que llevan el SARS-COV-2)", precisó.
En el estudio, también concluyeron que las medidas actuales de mitigación, tales como el distanciamiento social, la cuarentena y el aislamiento implementada especialmente en Estados Unidos no son suficientes para proteger a la población.
No obstante, el investigador comentó que, con el uso adecuado de las mascarillas, los contagios se pueden evitar.
"Hay una diferencia enorme al usarlas: antes pensaban que eran importantes solo si uno estaba enfermo para no contaminar a otros, pero es un grave error. Demostramos que son muy importantes también simplemente al hablar, para que yo no contamine. Ni siquiera tenemos que estar muy cerca. Si hay buena ventilación, no es tan problemático, pero si no, puede trasladarse a mayores instancias de lo que consideramos una 'sana distancia'. Por fortuna, los cubrebocas lo pueden parar", afirmó en aquella ocasión.