"Nuestros teléfonos son monitoreados". Así se reveló el espionaje a periodistas

Los periodistas Rafael Cabrera y Carmen Aristegui, así como el abogado Mario Patrón, son tres de los supuestos espiados
Los periodistas Rafael Cabrera y Carmen Aristegui, así como el abogado Mario Patrón, son tres de los supuestos espiados
Espiados.Los periodistas Rafael Cabrera y Carmen Aristegui, así como el abogado Mario Patrón, son tres de los supuestos espiados
Cuartoscuro
Azham Ahmed y Nicole Perlroth / The New York Times
2017-06-20 |12:29 Hrs.Actualización17:04 Hrs.
CREEMOS QUE IMPORTA POR...

Porque ni los periodistas ni los activistas son criminales ni mucho menos terroristas

"Están monitoreando nuestros celulares", dijo Mario Patrón, director del Centro Prodh, a periodistas de The New York Times. Acto seguido, el abogado sacó de la sala de juntas todos los teléfonos móviles.  

Así comenzó la historia de la investigación sobre el espionaje a periodistas divulgada este lunes en el medio estadounidense.

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Una vez que todos los teléfonos de los involucrados fueron sacados de la sala de reuniones de las oficinas del medio estadounidense en México, Patrón explicó a los involucrados que él y dos abogados más -uno de ellos defensor de los padres de los 43 normalistas desaparecidos- además de varios periodistas y activistas, eran espiados por el gobierno mexicano. Y sí, su celular era la herramienta para el espionaje. 

(Cuartoscuro / Mario Patrón, director del Centro Prodh)

El director del Centro Prodh aseguró que mediante un software denominado Pegasus el gobierno obtenía el acceso a mensajes, llamadas y correos de diversos periodistas y activistas mexicanos. ¿Cómo? Por ejemplo, en el caso de Carmen Aristegui, el spyware se instaló mediante un click a un enlace, se detalla en un artícuIo de los reporteros Azham Ahmed y Nicole Perlroth, publicado este martes en The New York Times.

"Cuando los revisé (los casos), comencé a entrar en pánico. Había recibido mensajes idénticos, hice memoria y recordé haber hecho clic en uno de ellos. El enlace estaba roto, me había llevado a una página en blanco"

«Azham Ahmed/Periodista»

Ahmed comenzó a investigar sobre NSO Group, la empresa israelí creadora de Pegasus, para su sorpresa, la periodista que más había escrito del tema era nada más y nada menos que su colega Nicole Perlroth. Ambos periodistas decidieron unirse para investigar el caso. 

Según Perlroth, quien cubrió durante años la fuente de ciberseguridad, NSO Group era un secreto tan bien guardado que pocos periodistas sabían de su existencia. 

La periodista comenzó a indigar a NSO hace un par de años tras una conferencia. Perlroth contactó a sus fuentes en agencias gubernamentales para preguntar sobre la empresa, pero "cada que lo hacía, la persona se volvía notablemente asustadiza. Claramente, había tocado un acorde". 

Finalmente alguien habló y aseguró que existía preocupación por la creciente lista de clientes de NSO, pues estos no tenían buenos antecedentes en el área de derechos humanos.

Perlroth publicó una historia sobre el software Pegasus y su uso indebido para investigar a personas que no son ni criminales ni mucho menos terroristas, entre ellos un activista en los Emiratos Árabes y un periodista mexicano. Fue la primera alerta. 

Tras esta publicación, la periodista comenzó a escuchar sobre más casos, específicamente en México.

"En la mayoría de los casos, eran en realidad, expertos y defensores de políticas saludables, algunos de los cuales trabajaban en el gobierno, quienes tenían algo en común: todos eran partidarios del impuesto al refresco", narra Perlroth. 

Para la periodista estaba claro que Pegasus estaba siendo utilizado por el gobierno mexicano para privilegiar los intereses de ciertas empresas. 

Pero esto no sería todo. Pronto llegaron los casos de activistas, periodistas e incluso familiares de estos. Fue así como comenzó el camino de Azham Ahmed y Nicole Perlroth por desentrañar el mal uso del spyware por parte del gobierno mexicano. 

"La parte más preocupante de esta historia es el recurso que hay para el abuso (...)  hoy por hoy no existe todavía un organismo que regule el uso de spyware (...) estas herramientas sólo se están extendiendo a más gobiernos, muchos con terribles historiales de derechos humanos. Es angustiante saber que probablemente sólo estamos rozando la superficie"

«Nicole Perlroth/Periodista»