'Perdí mi casa, a mi pareja y mi libertad con la pandemia'

La pandemia ha intensificado las desigualdades entre hombres y mujeres
La pandemia ha intensificado las desigualdades entre hombres y mujeres
Pandemia y mujeres.La pandemia ha intensificado las desigualdades entre hombres y mujeres
Pexels.
Elidet Soto
Nación321
2021-03-08 |11:16 Hrs.Actualización11:16 Hrs.


CREEMOS QUE IMPORTA POR...

Porque la pandemia acentuó la violencia que viven millones de mujeres 

En el imaginario colectivo, el 2020 fue un año maldito. Quedó registrado como una mancha oscura en el calendario, como un vago recuerdo que quisiéramos enterrar en lo más profundo de la memoria, para muchos, estos cuatro dígitos representan su año de pérdidas, tanto económicas como emocionales.

Sí, la pandemia de COVID-19 nos marcó a todos, pero en el paquete de desigualdades en distintos sectores como el económico, educativo y acceso a la salud, las mujeres y niñas se han llevado la peor parte.

“El 2020 fue mi año de pérdidas; perdí a mi pareja, mi casa de forma emocional, mi trabajo; y al llegar la cuarentena, mi libertad”, me dijo Natalia cuando le pregunté cómo le había afectado la crisis sanitaria de COVID-19.

Natalia aseguró que lleva poco más de un año en donde su vida se ha reducido a dar clases en línea y cuidar a sus dos hijas pequeñas, una de 3 años y otra de 10 meses, debido a que se separó de su pareja.

“El 27 de febrero, con 6 meses de embarazo, el papá de mis hijas se fue de la casa, duré un mes viviendo sola con mi niña la mayor, pero con el trabajo y el embarazo, no pude y regresé con mucho pesar a vivir a casa de mis padres”, dijo.

De acuerdo con un informe de ONU Mujeres, a nivel mundial se han detectado profundas brechas salariales, aumento en la violencia de género, rezago educativo y  menor acceso a servicios de salud, situaciones que han generado problemas de depresión, ansiedad y estrés.

Natalia es una de las miles de mujeres que han resentido de manera cruda y violenta esta pandemia, pues no sólo lidia con la separación, sino también con la precariedad salarial, la falta de vivienda propia y continuos episodios de depresión, ansiedad y estrés.

"Había momentos en que una niña estaba llorando y la otra jalándome el pantalón, tuve momentos oscuros muchas veces".

De acuerdo con un informe de la Organización de los Estados Americanos (OEA), el confinamiento agudiza la crisis del cuidado, aumentando la carga global de trabajo de las mujeres. 

“Según la OIT, las mujeres tienen a su cargo 76,2% de todas las horas del trabajo de cuidado no remunerado y son ellas quienes tienen doble o triple jornada laboral, situación que se ha agravado con las medidas del confinamiento, particularmente en las familias con hijos/as en edad preescolar o que no pueden asumir de manera autónoma la educación a distancia”, refiere el reporte.

Los roles de género han sido la principal causa de precariedad, pues en millones de hogares, especialmente en Latinoamérica, las normas sociales atribuyen el rol del cuidado a las mujeres, lo cual perjudica su participación en el mercado laboral, provoca la brecha salarial y limita su acceso al empleo de calidad.

SER MADRE EN PANDEMIA

Durante la pandemia, Natalia ha tenido que lidiar sola con el cuidado de sus dos hijas, pues quien fuera su pareja la corrió de la casa que ambos rentaban, además la demandó bajo el argumento de que no le dejaba ver a su hija mayor.

Natalia da clases en línea a nivel secundaria y aunque vive con su mamá y le ayuda, no puede evitar que sus pequeñas interrumpan sus clases, por lo que h tenido que adaptarse.

Su expareja le da 3 mil pesos al mes para cubrir los gastos de las dos pequeñas, pero reconoce que si no viviera en casa de su madre sería muy complicado sortear las necesidades básicas.

Natalia cree que dentro de poco podrá realizar otras cosas como estudiar Historia del arte, viajar y quizá encontrar una pareja, pero por el momento, sanar a través de retomar terapia y seguir preservando su salud y la de sus hijas, es prioridad