Los regalos de los Reyes Magos, los tamales en febrero, el pozole de septiembre y las cenas de Navidad y Año Nuevo y demás festividades populares representan un gasto de hasta 40 mil pesos para las familias mexicanas en un año.
Así lo demostró el investigador Francisco Javier Fonseca Corona, investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, quien afirma que los mexicanos gastan un promedio de 40 mil 482 pesos al año en celebraciones y festividades sin contar bodas, 15 años y otros eventos que suelen representar un enorme gasto adicional.
En su investigación publicada en The International Journal of Interdisciplinary Social and Community Studies, el universitario explica que hay un gasto recurrente en festejos que se realiza de forma periódica de aproximadamente 28 mil 470 pesos al año y que incluye el dinero empleado en centros nocturnos, festividades locales de santos patronos, entre otros. A este se suma el gasto en eventos que se celebran cada año, como San Valentín o Día de Muertos, de 12 mil 12 pesos al año en promedio.
En un hogar típico urbano, donde la media de ingresos es de 221 mil 980 pesos al año, el gasto total en celebraciones representa el 18.24 por ciento, es decir, aproximadamente la quinta parte de estos. Mientras que en los hogares rurales esta cantidad representaría un poco más del tercio del ingreso, señala un artículo de UNAM Global.
Para realizar esta investigación Fonseca recurrió a datos de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) sobre el gasto de las y los mexicanos en San Valentín o Navidad; y a la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Con base en esta información descubrió que las ocasiones en las que más se gasta dinero son Navidad, seguida de las fiestas patrias, los carnavales, y en menor medida, Año Nuevo. También hay nuevas festividades impulsadas por las cadenas comerciales, como el Desfile de Día de Muertos, que deja una derrama económica e ingresos para los comerciantes.
De acuerdo con el investigador, si el dinero destinado a fiestas se reasignara a cuestiones prioritarias como alimentación, salud o educación, se elevaría el nivel de vida de los mexicanos pero al ser una parte esencial de la cultura nacional lo único que queda es encontrar un equilibrio en las finanzas personales.