Porque Marichuy está respaldada por uno de los movimientos sociales más importantes del país: el EZLN
“Venimos a hablar de cosas imposibles porque de lo posible se ha dicho demasiado”, reza la leyenda de una manta que poco resalta bajo el imponente mural de Juan O'Gorman en la Biblioteca Central.
Son las 3 de la tarde y a los pies de la Central está el escenario desde el cual, dentro de unas horas, María de Jesús Patricio dirigirá unas palabras a quienes se reunieron para escucharla, para verla, para convencerse de que los partidos no son la única opción rumbo al 2018. Abajo del escenario, unos danzantes hacen ambiente.
En las islas hay, si acaso, un ciento de estudiantes y vienen de varias facultades: Derecho, Economía, Ciencias Políticas. Todos jóvenes y con esperanza de encontrar en las palabras de Marichuy un poco de consuelo ante lo que ellos mismos denominan "un sistema democrático elitista".
"No estamos seguros de si va a llegar, vemos que todavía es un trecho muy largo a conquistar pero creo que da esperanza", aseguró Eduardo Grajales, estudiante de quinto semestre en la Facultad de Derecho.
Con él coincide Carolina Félix, de la Facultad de Ciencias Políticas, quien señala que una parte angular será que la candidatura de Marichuy se mediatice para visibilizar a las minorías, principalmente la indígena.
Ambos jóvenes son conscientes de que el camino de María de Jesús Patricio rumbo al 2018 podría quedarse truncado al no conseguir las más de 866 mil firmas que el INE le pide para darle un lugar en la boleta; sin embargo, para ellos "el movimiento ya empezó".
- ¿Por quién votarían si Marichuy no llega a la boleta?, se les cuestiona.
"Todavía no sé, pero como mexicano y universitario consciente de la historia social, política y económica del país, primero al diablo y luego al PRI".
Eduardo Grajales, estudiante de la Facultad de Derecho
Son las 4 de la tarde, media hora después de la cita, y Marichuy no aparece. Los de los libros, los de las nieves y los típicos tacos de canasta aprovechan el tiempo y hacen 'su agosto'. Hay hasta vendedores de tazas. Hay grupos feministas. Hay de todo, pues; parece una fiesta de la pluralidad. Y una fiesta sin música, no es fiesta.
Salta a la tarima Maquila 69, un grupo autodenominado de resistencia y feminista. Tocan poco de ellos, poco de aquello, unas estrofas de Selena, unas de la Santa Sabina y hasta de Paquita la del Barrio. Bajan del escenario y dan paso a Lengua Alerta y suena el rap.
"Somos un ejército de soñadores y por eso somo invensibles", corean los asistentes.
Las 5 de la tarde y Marichuy sigue sin dar señas. Dicen los organizadores que la aspirante independiente está "en el teléfono". Se refieren al teléfono público en el que fue hallado el cuerpo de Lesvy en mayo pasado, en la Facultad de Ingeniería. La madre de la joven forma parte de la comitiva que acompaña a la aspirante cobijada también por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).
Salta al escenario Botellita de Jeréz, quienes no pierden la oportunidad de mentarle la madre al gobierno. Para su ya clásica "Alarma!" piden la presencia de Meme y Rubén Albarrán, los líderes de Café Tacvba. Aquello ya es un toquín, más que un evento político. Bailan, saltan, echan el porro. Ahora ya son cientos y cientos de asistentes en las islas.
"La neta esperábamos a más (asistentes)", lanza Rubén, "pero con los que estamos basta".
Mientras que la mayoría está ahí, abajo del escenario viendo a los Tacvbos, por fin llega a la que tanto esperábamos. Son las 5:37 de la tarde. Blusa blanca lisa, collar rojo, una falda negra y larga, además de una corona de flores es la vestimenta que porta María de Jesús Patricio, quien llega, discreta, por el costado izquierdo de la Biblioteca Central.
"¡Marichuy, Marichuy!", le gritan. Ella, quien porta un ramo de flores, solo se limita a alzar su mano y lanzar una discreta sonrisa. Para el paso de Marichuy, además de las vallas, los organizadores hicieron cadena humana. Es prácticamente imposible acceder a ella. Es imposible hacerle un par de preguntas.
Poco antes de las 6 de la tarde, por fin sube Marichuy y su comitiva a la tarima. Le aplauden, le gritan, la alaban. María de Jesús, prácticamente está en casa y lo sabe, tan lo sabe que durante su discurso reconocerá a la UNAM, específicamente a Ciudad Universitaria, como un lugar simbólico para la gestación y apoyo a los movimientos sociales, incluyendo la lucha indígena.
Tal vez ellos, los que están ahora esperando unas palabras de la originaria de Tuxpan, Jalisco, no lo saben, pero los universitarios también abrieron paso a Marcos en el 94 y al resto del EZLN en 2006 con "La otra campaña". No hay nada que perder. ¿O sí?
Poco a poco empieza a caer la noche y el frío. No se van, ahí se esperan, pues Marichuy no es la primera oradora. Primero un representante del extinto Sindicato Mexicano de Electricistas quienes, dicen, se suman al apoyo de la independiente. Después una concejala de la propia comitiva de la aspirante; luego un líder de la Tribu Yaqui, después una representante náhuatl, y, en penúltimo lugar, la madre de Lesvy.
Finalmente llega el turno de María de Jesús Patricio. Son las 6:30 de la tarde.
"Hoy les traigo un documento que quiero darle lectura", dice Marichuy tras saludar a los ahí reunidos. Y eso hace. No más, no menos. Lee un discurso.
Marichuy hace votos por una educación científica, crítica y acorde a la realidad del país, reconoce la importancia de estar en la UNAM, de estar en CU, de estar, pues, en casa. Habla del sistema capitalista con un tono calmado, que aunado con las fallas en el sonido, pareció bajo.
Condena el supuesto feminicidio de Lesvy, el cual fue calificado como suicidio; condena el asesinato del estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras Carlos Sinhué, en 2011. "Tenemos dolor y rabia por la impunidad de miles de feminicidios, por la violencia sistemática que día con día vivimos las mujeres del campo y las ciudades y que nos hacen decir: ya basta, llegó la hora de las mujeres, y no tengan duda: nosotras también vamos por todo", asegura.
Para los jóvenes también hay mensaje: es su hora, les dice, y les recuerda el movimiento del 68 y la huelga del 99.
"Es también la hora de ustedes, no solo son el futuro, sino el presente y no de México, sino del mundo (...) nuestra propuesta como pueblos representados en el Concejo indígena es muy sencilla: Estremezcamos a esta nación"
Las palabras de Marichuy duran apenas 16 minutos. No se sale del discurso, no quita la mirada de las hojas, no alza la voz en ningún momento.
Son casi las 7:30 de la noche y Marichuy baja de la tarima. Camina por el mismo extremo por el que llegó. Otra vez le piden al menos unas palabras, pero la brigada que la acompaña no la deja, no la suelta.
Camina tan solo unos metros rumbo al estacionamiento de la Facultad de Filosofía, donde la espera una camioneta. Sube Marichuy, sube su comitiva y se van. "Estamos contigo Marichuy", le gritan los organizadores.
¿Y los demás?
"Creo que fue de las peores oradoras. Me hubiese gustado más una explicación concisa de la candidatura y de las aspiraciones, más que la verborrea izquierdosa que siempre se cargan. Tenía la esperanza de que fuese distinto", asegura Fernando, quien pretendía darle su firma a la aspirante; sin embargo, no lo hizo.