Tanto Morena y sus partidos aliados, PT y PVEM, que defienden el proyecto de la Cuarta Transformación del presidente Andrés Manuel López Obrador; así como el Frente Amplio por México, integrado por los partidos de oposición PAN, PRI y PRD, y algunas organizaciones de la sociedad civil, están a unos días de definir quienes serán las personas que los representarán en las elecciones presidenciales del próximo 2 de junio del 2024.
Diversas encuestas perfilan que la elección podría ser más cerrada de lo que parece y, cada vez se refuerza más la idea de que las dos elegidas serán mujeres: Claudia Sheinbaum Pardo y Bertha Xóchitl Gálvez Ruiz.
¿Las conoces?
Xóchitl Gálvez es senadora por el Partido Acción Nacional (PAN), pero en realidad no milita en ningún partido. De ascendencia otomí, la aspirante del Frente Amplio por México ha presumido cada vez que puede su origen indígena y también que viene de la cultura del esfuerzo, pues de tener una vida humilde y con recursos limitados, ahora además de legisladora es empresaria.
Xóchitl Gálvez Ruiz nació el 22 de febrero de 1963 en Tepatepec, Hidalgo, localizado en el Valle del Mezquital. La aspirante, de signo Piscis, prefiere ir en bicicleta a todos lados, ese es su hobbie favorito.
Gálvez ha contado que durante su infancia ayudó a la economía familiar vendiendo tamales y gelatinas.
Su vida académica profesional la desarrolló en la Ciudad de México, donde estudió Ingeniería en Computación, en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Más tarde se especializó en robótica, inteligencia artificial, edificios inteligentes, sustentabilidad y ahorro de energía.
La aspirante presidencial también ha compartido momentos de su vida privada, como haber sido testigo de la violencia familiar que su padre llegó a ejercer sobre su madre.
“A mi niña de 10 años le diría, qué fregón que de vender gelatinas, pusiste una empresa de tecnología de punta. Estaría seguramente super orgullosa de que no haya sido una mujer sumisa ni abnegada”, contó en una entrevista para Nación321.
Las empresas de Xóchitl
La aspirante presidencial tiene una ‘doble profesión’, además del campo político ha librado batallas en el plano empresarial y es fundadora de dos consorcios de tecnología: High Tech Services y OMEI. A través de estas empresas, Gálvez se ha dedicado, entre otras cosas, al desarrollo de edificios inteligentes, que hasta hace no mucho, eran una novedad.
El trabajo de sus empresas se ha proyectado en el desarrollo de sistemas informáticos en lugares como el World Trade Center México, la Torre Siglum y la Torre Quadrata.
Pero no siempre los dichos sobre sus empresas han sido dulces. Tras varios desencuentros con ella, el 3 de julio de 2023, el presidente Andrés Manuel López Obrador ‘destapó’ a Xóchitl Gálvez como candidata presidencial.
Desde ese día, comenzaron una serie de ataques hacia la hidalguense desde Palacio Nacional, primero al referir que ya estaba ‘pactado’ por grupos de poder que ella fuera candidata opositora, y después cuando el mismo AMLO acusó un posible conflicto de interés, pues las empresas de Gálvez tienen contratos con la administración Pública.
El 28 de julio pasado, López Obrador cuestionó en su conferencia ‘mañanera’ que de mil 500 millones de pesos que sus empresas obtuvieron en contratos durante 9 años, el 70% "los recibió de empresas desarrolladoras en Miguel Hidalgo”, una demarcación de la Ciudad de México, que ella gobernó entre 2015 y 2018.
Ante estos cuestionamientos, la también creadora de la Fundación Porvenir, encaminada a combatir la desnutrición y el desempleo en las comunidades indígenas, simplemente ha dicho que todos sus negocios y contratos son legales.
El sueño de la silla presidencial
Ingeniera de profesión, siempre vestida con tejidos indígenas, lo mismo huipiles chinantecos de Oaxaca, que telares de cintura amuzgos de Guerrero, Gálvez llegó a su primer cargo público de una manera inesperada: gracias a un ‘concurso’ de nuevos talentos en el sexenio (2000-2006) del presidente panista, Vicente Fox.
“Fox me echó el ojo. Yo tenía una empresa que hacía mucho trabajo en comunidades indígenas y él pensó que esa trayectoria era interesante. Me buscó hasta que me convenció”, ha relatado.
En el gobierno foxista, Xóchitl Gálvez fue nombrada directora general de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, que hoy se llama Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI).
No paró. En 2010, Xóchitl Gálvez buscó la gubernatura de Hidalgo, bajo el cobijo de la coalición “Hidalgo nos une”, que integraban los partidos PAN, PRD, PT y Convergencia, pero perdió las elecciones ante el priista Francisco Olvera.
Sin embargo, años después su suerte fue distinta. En las elecciones de 2015, del antes llamado Distrito Federal, fue candidata a jefa delegacional de Miguel Hidalgo por el PAN: ganó con el 32% de los votos a su favor.
En 2018, cuando ya había mostrado con mayor confianza su estilo extrovertido y fuera de caja, que la han hecho por ejemplo disfrazarse de dinosaurio, llegó al Senado por la vía plurinominal, donde hasta la fecha se mantiene.
El pasado 27 de junio, tras el ‘destape’ de AMLO, Xóchitl Gálvez confirmó que sí buscaría la candidatura presidencial por el Frente Amplio por México, despertando sorpresa por su creciente popularidad, que la ha puesto a la cabeza de las preferencias ciudadanas que simpatizan con los partidos que hoy son de oposición.
“La puerta de Palacio Nacional solo se abre de adentro hacia afuera. Por eso vamos a abrir esa puerta para millones de mexicanos. Desde aquí, les digo: voy a ser la próxima presidenta de México”, dijo el día de su destape.
En la política hay ciencia, y el ejemplo perfecto es Claudia Sheinbaum Pardo, una de las cartas de la 4T para la próxima elección presidencial.
Nacida el 24 de junio de 1962, es la única contendiente de Morena y sus aliados, e incluso de los integrantes del Frente Amplio por México, cuyo último cargo en la administración pública lo obtuvo en una elección donde fue la favorita: la del 2018, con 47.05% de los votos, que la convirtieron en jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
Las encuestas la perfilan desde hace meses como la favorita, y el 30 de septiembre de 2021 su destape se dio de manera espontánea, cuando en una gira del presidente Andrés Manuel López Obrador por la delegación Tláhuac, éste le levantó la mano frente a los presentes.
Desde entonces, Claudia, quien según la astrología nació bajo la influencia de cáncer, ha ido trabajando su imágen política como ningún otro aspirante presidencial.
Hoy, su sola silueta, en la que destaca un rostro afilado y una cola de caballo perfecta, es conocida en varios rincones del país. Además, la frase “es Claudia” se ha difundido como pólvora, enviando un mensaje claro a los electores de Morena, de que ella sueña con ser “la que le sigue” a López Obrador.
Pero no todo ha sido miel sobre hojuelas, la doctora en Ingeniería Energética, por la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), también se ha tenido que enfrentar a duros señalamientos de sus compañeros, quienes acusan actos anticipados de campaña y una ‘cargada’ en su favor desde Palacio Nacional.
La cereza en el pastel son las críticas que aseguran que ha tenido que cambiar radicalmente su imagen de mujer fuerte y de ciencia, por un perfil más parecido al de AMLO, al grado de que ella misma ha respondido: “dicen: ‘va a ser una copia de López Obrador’. Pues claro que no. ¡Claro que no somos una copia! Pero de que vamos a defender los mismos principios, claro que los vamos a defender”, dijo.
Del ‘Gobierno legítimo’ a la 4T
Claudia Sheinbaum lleva años siendo cercana al presidente López Obrador, con él inició su carrera política, cuando en el 2000 se convirtió en secretaria de Medio Ambiente de la Ciudad de México, que el ahora presidente gobernaba como jefe de Gobierno.
Para 2006, Claudia, se sumó como vocera de la campaña presidencial de AMLO y, tras perder esas elecciones, respaldó a López Obrador en su decisión de autoproclamarse “presidente legítimo” e incluso formó parte de su ‘gabinete’ simbólico.
Exesposa de Carlos Imaz, fundador del Partido de la Revolución Democrática (PRD), en la elección de 2012, López Obrador le propuso a Sheinbaum ser secretaria de Medio Ambiente federal, pero una nueva derrota electoral lo aguardó y ella tuvo que esperar pacientemente.
Finalmente, ya con Morena consolidado como partido, para 2015, Claudia ganó la delegación Tlalpan y más tarde fue parte de la elaboración del Proyecto de Nación 2018-2024 de López Obrador.
En la elección de 2018, Sheinbaum logró la jefatura de Gobierno, en medio una arrasadora elección por las alcaldías de la Ciudad de México, pero en 2021 enfrentó un duro golpe, con la caída de una parte del tramo elevado de la Línea 12 del Metro, que catapultó en inversa la popularidad de Morena y le hizo perder la mitad de las alcaldías en los comicios locales de ese año.
Gracias, gracias, gracias.
— Dra. Claudia Sheinbaum (@Claudiashein) August 27, 2023
¡Qué viva la Cuarta Transformación! pic.twitter.com/zRdIw7oVng
La nobel trovadora
Además de la ciencia, Claudia Sheinbaum tiene una pasión más: la música, como jefa de Gobierno intentó en más de una ocasión conectar con la ciudadanía echándose ‘palomazos’ con guitarra en mano y, claro, regalándole a los capitalinos conciertos masivos de todos los géneros musicales posibles.
Su amplia experiencia en el ramo académico y del medio ambiente hace lucir breve a su andar político: es una física e ingeniera especializada en eficiencia energética, sostenibilidad y acciones contra el cambio climático.
Trabajó para la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y formó parte del Panel Intergubernamental de expertos sobre el Cambio Climático, que ganó el Nobel de la Paz en 2007.
La morenista tiene en sus raíces el impulso de la lucha social, combinado con la ciencia, pues es hija del químico Carlos Sheinbaum Yoselevitz y de la bióloga Annie Pardo Cemo.
En más de una ocasión, Claudia ha contado que proviene de una familia judía de origen búlgaro y lituano; sin embargo, sus padres nacieron en México y participaron en el movimiento estudiantil de 1968. Ella también se subió a las barricadas estudiantiles en su época de antaño, e incluso en su infancia.
“Cuando tenía siete años acostumbrábamos visitar Lecumberri, donde muchos otros estudiantes resultaron presos por luchar por la libertad y por la democracia”, contó un 2 de octubre del 2020, en un memorial de la matanza de Tlatelolco, cuando la Presidencia no era aún su prioridad.