Desde Hidalgo, el dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, evadió responder a los malos augurios de Humberto Moreira, de que el partido perderá el estado en la elección del 5 de junio.
Moreira “no es priista y no merece ningún comentario, es sólo un ciudadano”, dijo Moreno Cárdenas, y llamó a los militantes del partido “a no dejarse asustar, a no dejarse amedrentar” ni a que se acepten “presiones hacia la autoridad electoral”. Insistió en que “hay una clara intervención del gobierno federal” y “una campaña en contra” de la candidata Carolina Viggiano.
En un encuentro público con medios locales y nacionales, acompañado de diputados federales y senadores, el líder del PRI sostuvo que “todo el partido, toda la clase política priista ha cerrado filas con Carolina Viggiano y la estructura del partido se encuentra fuerte y sólida, por lo que ganará la elección”.
Cuestionadosobre las afirmaciones de su hermano, Humberto Moreira –exdirigente nacional del PRI y exgobernador en Coahuila–, de que en Hidalgo ganará Julio Menchaca, de Morena, y perderá Viggiano, el coordinador de los diputados del PRI, Rubén Moreira, evitó el tema y no contestó. Sólo publicó en sus redes sociales que “Hidalgo ya decidió y Caro Viggiano (su esposa) será la próxima gobernadora”.
La confrontación de Humberto Moreira con su hermano Rubén se hizo pública desde 2016, cuando el primero acusó al segundo de “traidor” por “pendejiar” (sic) a la gente en Coahuila, donde también fue gobernador.
Le reprochó que “eso de que ‘yo no soy Humberto’, dice él; no, ni yo soy Rubén, cabrón, yo no soy traidor como él. El gobernador ha despreciado a toda la gente humilde, porque él nada más se la pasa con los ricos comiendo; desayuna caviar y champán todas las mañanas, como dice la abeja reina; pero el cabrón es un abejorro, al rato va a regresar otra vez el cabrón a donde estaba; pero bueno, al tiempo”, criticó.
Humberto Moreira fue expulsado del partido tricolor desde abril de 2017 por apoyar y postularse como diputado del local Partido Joven, en Coahuila. Además, la auditoría estatal, así como PAN y PRD, lo acusaron de un millonario desfalco a su estado, que gobernó de 2005 a 2010, al incrementar su deuda de 323 millones de pesos a 34 mil millones.