Desde el asesinato de los sacerdotes jesuitas en Chihuahua, el Arzobispo de Guadalajara y rectores jesuitas han criticado la estrategia de seguridad del presidente Andrés Manuel López Obrador, pues afirmaron que "el crimen no sabe de abrazos" y afirman que ha sido muy tibia.
"El crimen no sabe de abrazos" fueron las palabras del Arzobispo de Guadalajara, José Francisco Robles Ortega, quién criticó la política que promueve el presidente, Andrés Manuel López Obrador, de “abrazos, no balazos” contra el crimen organizado, esto luego de que fueran asesinados dos sacerdotes jesuitas al interior de una iglesia en Cerocahui, Chihuahua.
"Esta gente no sabe de abrazos por más que el Gobierno se los ofrezca y se los prometa y se los dé. Ellos no entienden de abrazos ellos solamente saben de balazos", dijo.
Lo acontecido dijo es el reflejo de una situación sumamente grave por la que atraviesa el país en materia de violencia. Robles Ortega, mencionó que los sacerdotes no estaban haciendo cosas de subversión o de alentar la violencia de otros grupos contra el Gobierno, sino que estaban en un lugar el más adecuado para su ministerio.
"Ellos no entienden de abrazos" dijó el cardenal José Francisco Robles Ortega, arzobispo de Guadalajara, condenando la estrategia de seguridad del presidente López Obrador. pic.twitter.com/2AfKabTIEz
— Chiapas Digital (@chiapasdigital1) June 23, 2022
Por su parte, rectores de las universidades jesuitas señalaron que en México se vive una constante crisis de violencia después de que fueran asesinados los sacerdotes Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar en Cerocahui, Chihuahua.
Durante la Reunión Anual del Sistema Universitario Jesuita (SUJ), Oscar Castro, director general del Tecnológico Universitario Valle de Chalco (TUVCH), sostuvo que “es muy importante visualizar por qué pasan estas cosas y cómo el gobierno está teniendo una posición muy tibia frente al abordaje del tema de la seguridad”.
En este sentido, Castro consideró que es importante resaltar que este problema es una herencia de varios años, en los que el crimen organizado se ha incrustado en la sociedad mexicana.
“Esta penetración en la vida cotidiana no se va a solucionar con una política social de corte universal dirigida a las familias, a los jóvenes, adultos mayores o mujeres, que no compite con esa coacción que está puesta en los diferentes contextos en donde vive la gente más pobre”, sostuvo el rector.
Con información de Pedro Hiriart.