En un momento que resonó más allá de las paredes de la Catedral Nacional en Washington D.C., la obispa episcopaliana Mariann Edgar Budde protagonizó un acto, considerado por miles como de valentía, durante el servicio religioso que marcó el inicio de la presidencia de Donald Trump.
Con aplomo y determinación, Budde se dirigió directamente al nuevo mandatario, desafiando las políticas que amenazaban a las comunidades más vulnerables de Estados Unidos.
“Permítame hacer una última súplica, señor presidente”, declaró Budde con la mirada fija en Trump. “Millones han puesto su confianza en usted y, como le dijo ayer a la nación, ha sentido la mano providencial de un Dios amoroso. En nombre de nuestro Dios, le pido que tenga misericordia de las personas en nuestro país que tienen miedo”.
Sus palabras, que mencionaban específicamente a los niños LGBTQ+, a los migrantes indocumentados y a los refugiados, reflejaron una profunda preocupación por aquellos que enfrentaban incertidumbre y temor bajo las nuevas políticas del gobierno.
El impacto de sus palabras fue inmediato. La audiencia, que incluía al propio Trump y a su vicepresidente, quedó visiblemente sorprendida. Mientras tanto, Budde emergía como un símbolo de resistencia y esperanza, inspirando a miles a enviarle mensajes de apoyo e incluso flores a la sede de la Diócesis Episcopaliana de Washington.
UN LÍDER CON TRAYECTORIA EJEMPLAR
Mariann Edgar Budde no es solo una obispa; es una figura destacada en la lucha por los derechos humanos y la justicia social. Desde 2011, ha liderado la Diócesis Episcopaliana de Washington como la primera mujer en ocupar este cargo.
Graduada magna cum laude en historia por la Universidad de Rochester y con títulos en Divinidad del Seminario Teológico de Virginia, Budde tiene una sólida formación académica y una vasta experiencia pastoral.
Antes de asumir su actual rol, sirvió durante 18 años como rectora de la Iglesia Episcopal de St. John en Minneapolis, una ciudad que, a pesar de estar rodeada por el conservador Medio Oeste, ha sido un bastión progresista. Además de su labor religiosa, Budde es autora de tres libros y una apasionada del ciclismo y la cocina.
El compromiso de Budde con la justicia social no es nuevo. En 2020, criticó abiertamente a Trump por su manejo de las protestas tras la muerte de George Floyd, condenando su uso de la Biblia como un gesto político que, según ella, “contradice las enseñanzas de Jesús”. Su capacidad para vincular la fe con la acción política la ha convertido en una líder influyente dentro y fuera de los círculos religiosos.
Mariann Edgar Budde también es madre de dos hijos adultos, Amos y Patrick, y abuela. En sus momentos libres, disfruta andar en bicicleta por el parque de Rock Creek y cocinar para sus seres queridos. Sus libros, como Cómo aprendemos a ser valientes (2023), reflejan su visión de la fe como una práctica viva y transformadora.