En un hecho de película, pero que ya es una realidad científica, la empresa estadounidense Colossal Biosciences logró traer de vuelta a la vida a una especie extinta hace más de 10 mil años: el Aenocyon dirus, conocido popularmente como lobo terrible.
Gracias a la ingeniería genética avanzada y al análisis de ADN antiguo obtenido de restos fósiles encontrados en distintas regiones del continente americano, el equipo de 130 científicos de Colossal ha logrado recrear el genoma completo de esta especie prehistórica, emparentada con el lobo gris común.
Para lograr la gestación de los ejemplares, los científicos recurrieron a perras domésticas que funcionaron como madres sustitutas. Así nacieron Rómulo, Remo y Khaleesi, tres cachorros que ya han sido presentados oficialmente por la empresa y que, aunque en apariencia se comportan como cualquier otro perro —juegan, mordisquean y se persiguen entre ellos—, presentan rasgos físicos y comportamentales que los distinguen claramente de otras razas.
A su corta edad de seis meses, “estos miden casi 1,20 metros de largo y pesan poco más de 36 kg; su tamaño puede llegar hasta el 1,80 m y pesar casi 70 kg”, según lo revelado por la propia Colossal Biosciences.
Su pelaje blanco y su contextura robusta son solo algunas de las características que los hacen únicos, pero lo más llamativo es su instinto: “estos no tienen un comportamiento de caninos amaestrados, sino completamente de animales salvajes”, lo que complica su interacción con los humanos, incluidos sus propios cuidadores.
La publicación de esta hazaña en la revista ‘Times’ destaca la importancia del descubrimiento: “Marca un hito importante no solo para nuestra empresa, sino también para la ciencia, la conservación y la humanidad.
Con el nacimiento de estos ejemplares, la desextinción ya no es una teoría, sino una realidad”. Y no es el único proyecto en marcha. Colossal planea aplicar esta misma tecnología para traer de vuelta al mamut lanudo, el dodo y el tigre de Tasmania, entre otras especies desaparecidas.