Con 185 votos a favor, el voto en contra de Estados Unidos e Israel y las abstenciones de Brasil y Ucrania, la Asamblea General de la ONU aprobó por abrumadora mayoría una resolución donde se pide el fin del embargo estadounidense a Cuba impuesto hace 60 años.
Este llamamiento lleva haciéndose año con año desde hace tres décadas. En 2016, durante el acercamiento que Cuba y Estados Unidos protagonizaron durante la Administración de Barack Obama, llegó a abstenerse y permitir que el documento fuera adoptado sin oposición, pero volvió al “no” con el Gobierno de Donald Trump y hasta ahora lo ha mantenido de la mano de Joe Biden.
¿Pero qué es el embargo a Cuba? Desde el 7 de febrero de 1962, el entonces presidente de Estados Unidos John F. Kennedy, declaró el bloqueo unilateral contra Cuba, mediante la Ley de Ayuda Externa de 1961.
El objetivo era romper los vínculos comerciales con la isla luego del triunfo de la revolución liderada por Fidel Castro.
Esta medida comercial ideada por Estados Unidos pretendía provocar el derrocamiento del gobierno revolucionario al prácticamente matarlo de hambre.
A lo largo de los años siguieron las sanciones contra la isla esperando el fin del régimen comunista en Cuba.
Este bloqueo económico fue considerado en su momento como un acto de guerra en tiempos de paz interpuesto por los norteamericanos.
Comenzó con la cancelación de la cuota azucarera cubana en el mercado estadounidense en junio de 1959, y se oficializó el 7 de febrero de 1962 con la prohibición total de la importación de mercancías de origen cubano.
En 1992 se endurecieron las sanciones cuando mediante la Ley Torricelli extendió el bloqueo y fijaría sanciones a otras naciones donde radiquen subsidiarias de empresas estadounidenses y a los barcos que comerciaran con Cuba.
Posteriormente la famosa Ley Helms-Burton lo recrudeció, internacionalizó y afianzó en 1996.
En el año 2000 se incorporaron otras prohibiciones, como la denegación de financiamiento a las ventas de productos agrícolas a Cuba y la prohibición del viaje de ciudadanos estadounidenses como turistas.
Y durante el mandato de Donald Trump se adoptaron otras 243 medidas entre ellas la eliminación de los viajes de los cruceros y de vuelos de aerolíneas estadounidenses a toda la Isla, exceptuando a La Habana, así como la cancelación de los servicios consulares en Cuba y su ubicación en terceros países; impedimento de transacciones bancarias.