Tras el sismo de 7.8 grados que azotó a Turquía y Siria, miles de personas han muerto en este país que también han vivido entre enfrentamientos bélicos.
En Siria, el número de fallecidos por el terremoto se eleva a 3 mil 317 y el de heridos supera los 5 mil; asimismo, la ONU estima que 10.9 millones de sirios en las provincias noroccidentales de Hama, Latakia, Idlib, Alepo y Tartus se han visto afectados por los terremotos que el lunes sacudieron el país, pero ya antes del terremoto, había una crisis humanitaria generada por la guerra que comenzó hace 12 años con 15.3 millones de personas necesitadas de ayuda.
El sismo causó daños totales o parciales a edificios en al menos 58 aldeas, pueblos y ciudades del noroeste de Siria, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña.
Entre las zonas afectadas está la provincia de Idlib que alberga a millones de desplazados sirios que huyeron de sus casas durante la guerra civil. Muchos de ellos viven en condiciones terribles en campamentos improvisados. Muchos otros allí y en las áreas vecinas controladas por el gobierno, están alojados en edificios dañados por bombardeos anteriores, dejándolos incluso más vulnerables a los terremotos.
Por otro lado, el territorio rebelde, en el extremo noroccidental de Siria, ha resistido durante años, incluso después de que las fuerzas del gobierno sirio han recuperado la mayoría de las zonas rebeldes.
En dichas áreas se registran combates ocasionales con fuerzas sirias respaldadas por Rusia. Grupos rebeldes gobiernan partes del territorio, incluyendo una facción dominante vinculada a Al Qaeda, mientras que otras partes se encuentran bajo un gobierno respaldado por Turquía conocido como Gobierno Interino Sirio.
A esto se suman las nevadas caídas el miércoles en Siria han agravado la desesperada situación.
Un convoy de la ONU con ayuda humanitaria cruzó este jueves la frontera turca y ha entrado en la zona controlada por la oposición en el noroeste de Siria. Se trata de la primera asistencia externa tras el sismo. El convoy, compuesto por seis camiones, ha atravesado el paso fronterizo de Bab al Hawa, que une la provincia siria de Idlib con Turquía.
Parte de la ayuda ya estaba prevista antes de los terremotos, pues formaba parte de los envíos habituales a este territorio donde la población civil sufre por los combates entre la oposición y el gobierno de Bachar al Asad; sin embargo, esta se había suspendido tras los sismos.
De acuerdo con la cadena internacional RTVE, el gobierno sirio está recibiendo por avión ayuda de varios países árabes y de Irán, entre otros, pero esta ayuda no llega a los territorios que aún controla la oposición en Idlib y zonas de Alepo.
El paso de Bab al Hawa es la única vía directa de entrada de suministros a esos territorios, donde residen más de cuatro millones de personas que ya antes de la catástrofe dependían de la ayuda humanitaria, y cerca de tres millones de desplazados internos.
Por ello, la Unión Europea (UE) ha pedido a los países miembros que colaboren con Siria dentro del mecanismo de protección civil, pero Francia ha anunciado la donación de 12 millones de euros, pero ha advertido que toda la ayuda se canalizará a través de las ONG y de la ONU, y no del gobierno de Bachar al Asad.