Manual democrático para Centennials

Las nuevas generaciones tendrán que involucrarse en los ejercicios políticos
Las nuevas generaciones tendrán que involucrarse en los ejercicios políticos
¿Democracia en peligro?Las nuevas generaciones tendrán que involucrarse en los ejercicios políticos
Cuartoscuro
autor
José Martínez Galaviz
Consultor político
2023-02-08 |16:08 Hrs.Actualización16:07 Hrs.

Para quienes solo hemos tenido la dicha de vivir en un Estado donde la democracia electoral no ha sido un tema de violencia -tanta- sino un tema de fortalecimiento institucional, poco temor nos causa el posible pero cada vez más cercano debilitamiento del Instituto Nacional Electoral (INE).

Sin embargo, no está de más recordar lo difícil que ha sido, aún después de la conformación de IFE en los 90, la consolidación de un sistema electoral confiable, ciudadano y sobre todo funcional que garantice la certeza de los resultados electorales a lo largo y ancho de la república y que hoy se ve en riesgo de verse tal vez no eliminado pero si debilitado.

Un posible debilitamiento del Instituto Nacional Electoral puede vislumbrar una regresión en la historia pero no solo en la mexicana cuando el régimen priista hacía y deshacía lo que quisiera en los resultados electorales sino que también nos pondría de nuevo cerca de organizaciones sociales previas a la civilización moderna.

En este, que pretende ser un pequeño manual para las juventudes o para quienes poco sepan de la historia moderna, ya sea por omisión o por falta de ganas, vale la pena destacar que la creación del IFE, hoy INE, se debe no al deseo de un titular del ejecutivo o de una propuesta electoral, sino al trabajo de miles de ciudadanas y ciudadanos que vieron la necesidad de tener un órgano imparcial que pudiera llevar las riendas de las contiendas electorales, antes llevadas por el Gobierno en turno, situación que se prestaba a demasiadas dudas, imposiciones y hasta fraudes, el más reciente, el de 1988 cuando supuestamente por una falla del sistema, Cuauhtémoc Cárdenas no logró ser presidente para que fuera Carlos Salinas de Gortarí quien lo lograra.

Personajes como José Woldenberg, el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas o Ifigenia Martínez, son solo algunos de los paladines de la democracia moderna mexicana que como otros que inclusive dieron su vida como mártires de esta lucha pelearon para lograr en el hoy INE la solidez institucional que pocas dependencias públicas tienen. Cabe destacar que es esta institución la mejor calificada del país y la más confiable. ¿Por qué? Porque es la misma ciudadanía, de manera activa, quien se involucra en el desempeño de la mayor responsabilidad que esta tiene, la de supervisar elecciones.

Y por qué es prudente tener este tema en la agenda, porque sin una institución garante de la democracia, imparcial y sólida no habría ni siquiera esta agenda, la democrática.

Es de pronto hasta poco creíble que los mismos personajes que se han visto beneficiados por lo que el INE representa, sean hoy quienes buscan debilitarlo y disminuirlo; que quienes fueron parte incluso de la lucha para lograr que este existiera, hoy piden que se extinga, aunque lo peor, sin lugar a dudas, es que estas peticiones vengan del capricho del que debe su puesto al pleno funcionamiento de esta noble entidad pública de las y los mexicanos.

Bajo el argumento de que el Consejero Presidente, Lorenzo Córdova, y el consejero Ciro Murayama, no han sido imparciales en sus posicionamientos públicos y según algunos, incluso desincentivaron la participación de la ciudadanía mexicana en la revocación de mandato, desde el ejecutivo federal hay una campaña latente para demeritar el trabajo no solo de este par de individuos, que dicho sea de paso, están a poco tiempo de concluir sus labores en el Instituto, sino que también se ha realizado una campaña de erosión y desgaste del INE como tal, planteando el riesgo de su desaparición o debilitamiento, situación que como mencionaba líneas arriba no le conviene a una democracia tan frágil como lo puede ser la mexicana.

¿Qué toca?

Involucrarse y volverse a involucrar en este proceso que plantea un retroceso de la vida política nacional. Informarse de todas las fuentes y formas posibles para generar un juicio objetivo personal y defender una de nuestras más grandes posibilidades como ciudadanos, la del voto libre y secreto.