Alejandro Moreno: Espectro ideológico 2021

El asunto de fondo es no quedarse en las discrepancias, sino en reconocerlas y resolverlas
El asunto de fondo es no quedarse en las discrepancias, sino en reconocerlas y resolverlas
Al extremo.El asunto de fondo es no quedarse en las discrepancias, sino en reconocerlas y resolverlas
Nación321
autor
Alejandro Moreno
Director de encuestas de Nación321
2021-05-07 |07:01 Hrs.Actualización07:01 Hrs.

Vamos hacia una elección inusual en la que los viejos adversarios políticos se juntaron para enfrentar a sus nuevos adversarios. 

La vieja guardia partidaria combina las opciones históricas de centro-derecha y derecha, PAN y PRI, con la opción histórica de centro-izquierda, el PRD. 

La nueva guardia combina una izquierda que a algunos no les parece tanto, Morena, con partidos de centro-izquierda y centro, el PT y PVEM, y un partido que luce en teoría de derecha, Encuentro Solidario. Movimiento Ciudadano es el huerfanito voluntario que busca el voto centrista.

Así, las dos coaliciones principales tienen su fuerza predominante en las alas izquierda (Morena) y derecha (PAN-PRI) del espectro político, pero sus respectivos aliados les amplían su cobertura ideológica de una manera que pareciera borrar cualquier frontera en ese espectro y, por ende, dar la impresión de que la ideología no importa.

Pero no es el caso. El electorado mexicano luce muy bien alineado y hasta polarizado en términos ideológicos. Ya en este espacio hemos abordado el tema de la polarización política en diversas ocasiones, pero no habíamos tenido oportunidad para mostrar el espectro ideológico partidario que rige este 2021. La reciente encuesta nacional de El Financiero nos ofrece la información para delinear el espectro político actual.

Según la encuesta, aplicada a 2 mil electores en todo el país, tanto en vivienda como por teléfono, los morenistas se ubican, en promedio, en una posición de izquierda. Pero éstos no marcan las posiciones más extremas; ligeramente a la izquierda de ellos están los obradoristas, y todavía más a la izquierda hay un subgrupo de simptizantes del presidente López Obrador que denominaremos obradoristas 4T, los más comprometidos con el proyecto presidencial.

Del otro lado, la derecha la definen panistas y priistas, y más a la derecha aún, los priistas y panistas duros. La distancia entre obradoristas 4T y los panistas duros es la más grande en el espectro actual, son los polos de nuestra polarización, los extremos de la competencia electoral.

El centro lo dominan los apartidistas, pero también están otros grupos: perredistas y petistas figuran en una posición de centro-izquierda, y los verdes (PVEM) de centro-derecha. Aunque no se muestran en el gráfico que acompaña a este texto, los simpatizantes de los partidos nuevos (FPM, RSP y PES, en ese orden), y quienes piensan votar por una opción independiente, se ubican en una pequeña órbita en torno al centro del espectro.

Así, mientras que los aliados menores de las coaliciones son las opciones centristas, las principales alternativas partidarias se ubican hacia los extremos. Se trata, como ya hemos dicho aquí, de una elección polarizada. Bueno, excepto que esas opciones políticas principales también dependen del votante apartidista, ubicado en el mero centro de todo. Alrededor de la mitad del apoyo a Morena y al PAN provienen del electorado apartidario.

Los emecistas (los de Movimiento Ciudadano, pues) están también ahí en el centro-centro, jalando electores decepcionados de Morena, así como a potenciales seguidores de la alianza PAN-PRI-PRD que no terminan por convercerse de esa construcción política-electoral.

¿Importa esta geometría política o no? La encuesta sugiere que sí, y no solamente en el voto. La diferenciación política de hoy refleja mucho más que la preferencia electoral; también se traduce en patrones de conversación y discusión política. Los polos se ven entre sí con desdén y desconfianza. ¿Y eso qué implica?

Hoy en día, la polarización política tiene interpretaciones optimistas y pesimistas. Entre las pesimistas está el libro reciente de Haggard y Kaufman, Backsliding, que atribuye a la polarización el deterioro democrático contemporáneo y el surgimiento de autócratas. 

Del lado medianamente optimista está el libro de Ezra Klein, Why We’re Polarized, que sugiere que la polarización es una vía para expresar nuestros profundos desacuerdos y así salir de condiciones de supresión. El asunto de fondo es no quedarse en las discrepancias, sino en reconocerlas y resolverlas. Si hay la voluntad, claro.

¿Cree usted que vamos por alguna de esas rutas de la polarización? La primera causa pánico, aunque no necesariamente justificado. Y la segunda requiere de un bien escaso en estos días: un esfuerzo por reconocer al otro. Reflexionemos en ello, pero, por lo pronto, la polarización es real y la ideología sí importa.