En la mitología griega se hace referencia a la manzana de la discordia. Hoy tomo prestada la frase para adaptarla a Movimiento Ciudadano, la opción naranja, y el papel que podría jugar en las elecciones presidenciales de 2024.
La encuesta que publicó El Financiero esta semana sobre preferencias electorales indica que MC como partido cuenta con 7 por ciento de la intención de voto para diputados federales, y entre 8 y 9 por ciento de apoyo en los escenarios hipotéticos con Samuel García como abanderado presidencial.
El nivel de apoyo que capta MC es similar a la diferencia que separa a Claudia Sheinbaum o Marcelo Ebrard de Xóchitl Gálvez en dichos careos, por lo que ha sido natural preguntarse qué tanto ese apoyo, o su posible aumento o disminución, beneficia o perjudica a los otros bloques de partidos en la dinámica de competencia.
La pregunta se presta para diversos análisis, especulaciones y hasta para discordias. En el Frente opositor, por ejemplo, no dejan de oírse reproches a la decisión naranja de no unirse o de condicionar cualquier posibilidad de ello.
Creo que lo primero que debemos plantear es que el apoyo de MC es de MC, no de los otros bloques políticos. Así que veamos en qué consiste.
Debido a que el partido naranja no participó en las elecciones recientes en Edomex y Coahuila, no tenemos datos frescos acerca del perfil de su apoyo político en las urnas, pero sí tenemos los datos de las elecciones de 2021 y lo que estamos midiendo más recientemente por medio de las encuestas. Con base en eso, veamos qué tipo de apoyo capta Movimiento Ciudadano.
En las elecciones federales de 2021, MC obtuvo casi 3 millones y medio de votos, equivalentes a 7 por ciento de los votación emitida a nivel nacional para diputados federales. Tres años antes, en 2018, su votación casi llegó a los 3 millones, representando 4.6 por ciento de la votación, con una participación más alta.
De acuerdo con la encuesta de salida o exit poll de El Financiero realizada durante la jornada electoral de 2021, el perfil del votante de MC era primordialmente joven, escolarizado, apartidista, de centro o centro-derecha, insatisfecho con el gobierno de AMLO, y que se decidió a votar naranja hacia el final de las campañas, es decir, de último momento.
Dicho perfil sugiere que a MC lo apoya un electorado que, si bien rechaza al gobierno de la ‘4T’ y no comulga con los partidos tradicionales (esto último lo sabemos por la serie de encuestas que hemos venido haciendo), es más o menos volátil. La fuerza de MC no es tanto un bloque sólido como un factor variable.
La encuesta que El Financiero realizó en julio de este año indica que buena parte de ese perfil en el apoyo naranja se ha mantenido en varios aspectos, sobre todo el apoyo del electorado joven, escolarizado, de centro e insatisfecho con la ‘4T’.
Pero, a diferencia de 2021, las encuestas hoy no marcan la misma fuerza de MC entre apartidistas ni entre electores de centro-derecha.
El segmento apartidista bajó su apoyo a la opción naranja luego de la irrupción de Xóchitl Gálvez a la contienda presidencial. Y el electorado de centro-derecha parece haber seguido la misma ruta, de manera que ahora MC capta un poco más apoyo entre electores de centro-izquierda.
En ese sentido, parece que el efecto Xóchitl también está cambiando las agujas en la brújula de Movimiento Ciudadano. Habrá que ver cómo se adaptan a ello.
Una intepretación de todo esto es que, si bien en 2021 MC pudo haberse llevado parte del pastel más afín a los partidos de la alianza opositora, de seguir la actual tendencia, en 2024 MC podría jalar electores más afines a los partidos de la ‘4T’, ubicados en el ala centro-izquierdista de la competencia. Ya veremos cómo evoluciona la cosa.
Por lo pronto, uno de los retos que tienen las encuestas hacia adelante es medir de la manera más certera posible el apoyo naranja, tanto como partido como con sus distintas posibilidades de candidatura presidencial propia.
Lo que estamos viendo hasta ahora es un alto nivel de varianza en los resultados, los cuales ubican a la opción naranja desde un dígito de apoyo, hasta niveles por arriba del Frente opositor.
Para las encuestas, estimar el apoyo naranja quizá no sea factor de discordia, pero sí de discrepancia.