La consulta sobre el nuevo aeropuerto internacional que ha propuesto el presidente electo refleja una faceta del estilo de gobernar que probablemente veremos a partir del 1 de diciembre, en el cual se avizora un constante chequeo de las voces y las preferencias de la gente, así como el interés de ésta en participar del proceso de toma de decisiones. En el tema específico del aeropuerto, algunas de las dudas que se han planteado tienen que ver con la naturaleza técnica del problema y con la poca información que tienen los ciudadanos para emitir su voto en una eventual consulta.
Hasta ahora, las encuestas nos han mostrado que el tema sí genera un amplio interés: el 57 por ciento de entrevistados en la encuesta que El Financiero publicó hace dos días dijo estar muy o algo interesado en participar en una consulta sobre el aeropuerto, y el 67 por ciento está de acuerdo con que haya tal consulta (El Financiero, 29 de agosto). Se trata de un aval mayoritario al empleo de ese mecanismo.
Pero las encuestas también revelan que el público mexicano ha tenido una postura bastante consistente desde las campañas electorales en este tema: a finales de abril, el 36 por ciento de los entrevistados en una encuesta de este diario manifestó estar de acuerdo con la propuesta de cancelar el nuevo aeropuerto; en contraste, el 54 por ciento estaba en desacuerdo (El Financiero, 2 de mayo). Estos números reflejan que la mayoría de los ciudadanos rechazaba desde entonces la cancelación del aeropuerto. El candidato era popular, pero su propuesta específica no.
En la encuesta publicada hace dos días, el rechazo a la cancelación también fue mayoritario, por lo que la postura del público ha sido consistente, incluso planteando la pregunta de diversas maneras. Por ejemplo, si la consulta fuera elegir entre darle continuidad al proyecto actual en Texcoco o cambiarlo a la base militar de Santa Lucía, la cual promueve el presidente electo, el 56 por ciento está a favor de continuar el proyecto actual, mientras que 28 por ciento se inclina por la opción de Santa Lucía.
#ENCUESTA ¿Y tú qué vas a decidir, continuar el actual proyecto del @NvoAeropuertoMx en Texcoco o cambiar la construcción a la base militar de Santa Lucía? https://t.co/vd0W452CBW
— Nación321 (@Nacion321) August 29, 2018
En otra pregunta con formato sí o no, el 54 por ciento dijo que sí se debe continuar con la construcción actual en Texcoco, frente al 36 por ciento que dijo que no. Por otro lado, el 25 por ciento manifestó que el proyecto de aeropuerto sí se debe cambiar a Santa Lucía, mientras que el 52 por ciento dijo que no. Todos estos resultados con fraseos distintos arrojan entre 52 y 56 por ciento de apoyo a continuar con el proyecto actual, un apoyo mayoritario.
La postura de AMLO ha sido impopular desde las campañas, y, por lo visto, cancelar o reubicar el aeropuerto no está entre las prioridades de sus seguidores. Según la encuesta de El Financiero, del total de entrevistados que votaron por López Obrador, el 36 por ciento apoya la propuesta de Santa Lucía, pero el 45 por ciento está a favor del proyecto actual en Texcoco. El presidente electo es popular, pero su propuesta de reubicación del aeropuerto cuenta con un apoyo minoritario, incluso entre sus propios votantes. A menos de que la opinión pública cambie de parecer (cosa que no ha hecho desde abril a la fecha), una consulta en octubre podría confirmar el proyecto actual en Texcoco, si los resultados reflejan efectivamente el sentir ciudadano en su conjunto y no solo los efectos de una consulta con participación ínfima o con preguntas sesgadas.
El otro aspecto político que dejan ver estas encuestas es que el apoyo a López Obrador tiene por lo menos dos tipos de partidarios: por un lado están los seguidores duros de AMLO, que favorecen el plan de Santa Lucía y que le muestran un apoyo incondicional en este y otros temas. Por otro lado están los votantes de AMLO que apoyan al presidente electo, pero se muestran críticos hacia algunas de sus propuestas y decisiones. El apoyo a AMLO no es ni monolítico ni uniforme. Y las diferencias se asoman en temas como el aeropuerto, donde la popularidad del líder no se traslada a la propuesta.