La encuesta que ayer publicó El Financiero registra la mayor ventaja que se le ha visto a Andrés Manuel López Obrador en todo el proceso electoral. Pese a que ha encabezado sistemáticamente la intención de voto en la carrera presidencial, en marzo llegó a una diferencia de 18 puntos frente al segundo lugar.
Desde hace semanas, se ha planteado en diversos textos y foros, que esta ventaja, pese a lo amplia que parece, no es definitiva, si nos atenemos a los cambios en la intención de voto que se han presentado en elecciones como las de 2006 y 2012.
Un dato que ofrece la encuesta publicada así lo reafirma. Cuestionados sobre si el sentido de su voto es definitivo o podría cambiar, sólo el 42 por ciento respondió que su decisión ya está tomada; un 17% indicó que tiene idea del sentido de su voto, pero podría cambiar y un 38% aún no decide.
Eso significa que las campañas cuentan y que podríamos ver aún variaciones sensibles en la intención de voto.
Pero, es un hecho que, a días de comenzar las campañas, la ventaja de AMLO es la más amplia que ha tenido.
¿Un hipotético triunfo de AMLO ha sido descontado ya por los mercados financieros, especialmente por el mercado cambiario? O, ¿no tendría impacto?
Hace un par de días, en su artículo regular en El Universal, Luis de la Calle se preguntaba: ¿por qué el tipo de cambio no ha reaccionado todavía a la ventaja de AMLO si el mercado espera una depreciación de la moneda si resulta electo?
De la Calle explora cuatro hipótesis: la primera es que se considera que todavía las cosas podrían cambiar entre este momento y el 1 de julio. La segunda es que los resultados de las encuestas aún no generan suficiente atención, lo que quizás empiece a ocurrir en algún momento de abril. La tercera es que se haya logrado inocular en los mercados el riesgo asociado con AMLO. Y, la cuarta, por la cual parece inclinarse, es que un relativo debilitamiento del dólar frente a diversas divisas se ha producido por la percepción de inhabilidad para gobernar de la administración Trump, lo que equilibra impulsos a la depreciación de la moneda.
Coincido parcialmente con De la Calle y agregaría que las buenas perspectivas de la negociación del TLCAN también han apuntalado al peso.
No obstante, creo que la dinámica de los acontecimientos determinará en algún momento que las expectativas electorales se conviertan en el factor principal en la determinación del tipo de cambio.
La intención que hubo por parte de diversos integrantes del equipo económico de AMLO, de reducir la incertidumbre, creo que ha fracasado, no tanto por su trabajo sino por la recurrencia en las posiciones más duras de AMLO.
Pero, tampoco visualizo por ahora una tormenta.
Un triunfo de AMLO, pese a ser considerado indeseable por diversos sectores empresariales y de inversionistas, no se percibe ahora como amenazante.
Esa percepción puede estar equivocada o acertar.
Lo relevante es que, por lo menos por ahora, no hay una inquietud derivada de un probable triunfo de AMLO que esté contaminando los mercados financieros.
Veremos cuándo cambia la tendencia.