Vladimir Ilich Ulianov, mejor conocido como Lenin, dijo en 1917: “Hay décadas en las que no pasa nada, y semanas en las que pasan décadas”.
Dicha frase, muy citada recientemente, refiere de manera precisa lo que hoy vivimos.
Hace tres meses el mundo era otro. Nuestras perspectivas, como país y en lo personal, eran distintas. La pandemia nos cambió todo.
A propósito de ese cambio, ayer, El Financiero arrancó una nueva plataforma de comunicación con su audiencia. Se trata de los foros virtuales: “EF Meet Point Virtual”.
Transmitidos desde el confinamiento y dirigidos a quienes desde sus hogares buscan respuestas a múltiples interrogantes.
Me tocó el privilegio y la responsabilidad de inaugurarlos con una plática. El tema fue el de las perspectivas económicas en México y en el mundo.
Los mensajes fundamentales de esta conversación fueron los siguientes:
1- Estamos ante la peor recesión económica de la historia contemporánea. La referencia más cercana es la crisis de 1929-32. Casi ninguna persona vivió en su edad adulta esa circunstancia. No podemos minimizar la dimensión de lo que estamos atravesando.
2- En México, no es improbable que tengamos una caída económica de proporciones apocalípticas. La economía podría retroceder en más de 10 por ciento este año. La razón de que, a diferencia de casi todo el mundo, en nuestro país, esa caída tan pronunciada refleja la inacción fiscal del gobierno federal.
3- El impacto de esta crisis va a ser muy diferenciado. Para algunos será un desastre. En el ecosistema turístico, por ejemplo, la situación se ve muy compleja. Muchos negocios tendrán que cerrar; miles y miles perderán su empleo o ya lo han hecho. En contraste habrá sectores en los que se vivirán momentos extraordinarios. Imagine el comercio electrónico o el servicio de entrega de comida a domicilio. El efecto va a ser muy diferenciado con el dominio de la tonalidad negativa o muy negativa.
4- La normalidad que conocimos ya no regresará. Lo que vivimos no se trata de un paréntesis que se vaya a cerrar en un cierto tiempo para regresar a un ambiente semejante a lo que vivíamos en el pasado. Cuando terminemos el confinamiento saldremos a otro mundo; trabajaremos en otro ambiente; nuestras empresas habrán cambiado. Las unidades productivas necesitan identificar los cambios presentes y futuros de su entorno. En el corto plazo requieren concentrarse en sobrevivir y resistir. Pero en el mediano plazo necesitan hacer una completa reingeniería de su organización, de sus giros, de sus procedimientos.
5- Los balances de poder van a cambiar. El mundo será otro. Nos enfrentaremos a arreglos geopolíticos completamente diferentes. China emergerá como una potencia todavía más influyente en la economía mundial por salir primero de la crisis de la pandemia. Los países desarrollados tardarán mucho más en recuperarse y las tensiones entre los superpoderes económicos (EU vs China) se van a acentuar. En el caso de los países en desarrollo observaremos en el futuro crisis sociales y políticas que en este momento quizás ni nos imaginamos.
6- El mundo político se agitará. Las fuerzas políticas se van a mover como dados en cubilete, en el mundo entero, y México no va a ser la excepción. Quien piense que tiene la popularidad comprada se va a sorprender. No sabemos en qué dirección van a cambiar las cosas, pero lo único seguro es que los arreglos del pasado, quedaron atrás.
En este mundo cambiante, el reto es adaptarse, en todos los ámbitos.
Quien no pueda hacerlo terminará en la extinción, como dinosaurio tras el meteorito. Quienes sí lo hagan, serán las especies dominantes del futuro.