Las críticas del presidente de la República a las clases medias en el país por ser ‘aspiracionistas’ y egoístas, han abierto el debate respecto quiénes forman realmente parte de las clases medias.
Quizás la investigación mejor documentada sea la que realizó el INEGI hace algunos años y que denominó: “Cuantificando a la clase media en México”.
El resultado de ese estudio indica que el 42 por ciento de los hogares mexicanos forman parte de las clases medias y en ellos vive el 39 por ciento de los habitantes de nuestro territorio.
En el ámbito urbano, la proporción es superior, ya que se estima que el 47 por ciento de la población y el 50 por ciento de los hogares corresponde a las clases medias.
Esta proporción se reduce al 26 por ciento de la población y el 28 por ciento de los hogares en el ámbito rural.
Si ese porcentaje se pudiera proyectar al padrón electoral más reciente, estamos hablando de que cerca de 36 millones de los electores potenciales formaban parte de las clases medias.
Pero ¿cómo define el INEGI la inclusión de alguien dentro de las clases medias?
Algunos atributos señalados son los siguientes: viven en un hogar en el que hay una computadora; gastan cerca de 5 mil pesos mensuales en comer fuera del hogar; usan tarjeta de crédito y abona 1 mil 660 pesos al mes por lo menos; la cabeza del hogar tiene al menos educación media superior, entre otros atributos.
El estudio del INEGI se realizó ya hace varios años, por lo que algunos datos deben ser actualizados, pero nos permite tener un orden de magnitud de la dimensión de las clases medias en México, que no se definen exclusivamente por el nivel de ingresos sino por otra serie de atributos de comportamiento y cultura.
El libro de Luis Rubio y Luis de la Calle: “Clasemediero”, es otra de las referencias obligadas para entender a las clases medias mexicanas. Los autores señalan como atributos de las clases medias la búsqueda de medios de superación y movilidad social; la posesión de determinado tipo de bienes y el interés por determinadas formas de cultura y entretenimiento. Sí, prácticamente por definición las clases medias son 'aspiracionistas'.
No solamente están quienes han estudiado licenciatura o maestría, como simplificó en sus dichos el presidente López Obrador, sino que además hay comerciantes, pequeños empresarios, burócratas, y muchos de los que están ocupados en el sector servicios con un cierto nivel de formalidad. Y la mayoría aspira a una vida mejor en todas sus dimensiones.
La mala noticia para el presidente López Obrador es que, salvo la crisis de los dos últimos años, hay una tendencia a una participación creciente de las clases medias en la sociedad mexicana.
El trabajo del INEGI señala que entre 2000 y 2010 se sumaron alrededor de 4 millones de personas a las clases medias.
Si el presidente considera que la visión de estos estratos sociales choca con la filosofía de la 4T, que pretende apoyar a los pobres básicamente a través del reparto de recursos del Presupuesto, será muy mala noticia para las perspectivas de mediano plazo de Morena, ya que estos grupos tendrán una participación creciente en los procesos democráticos del país.
Entre los cuadros dirigentes de Morena hay una mayoría de ‘clasemedieros’ que seguramente no se sintieron nada cómodos con las expresiones del presidente la semana pasada.
La realidad es que las clases medias en México forman un grupo muy grande y seguramente serán determinantes para definir las perspectivas políticas del país en los próximos años.