Hay que tener mucho cuidado con las deudas.
Ayer, el Banco de México decidió no incrementar su tasa de referencia y la dejó en 7.75 por ciento, siguiendo a la Reserva Federal, que también hizo lo propio.
Sin embargo, si las circunstancias no cambian, de acuerdo con todos los pronósticos, el miércoles 26 de septiembre, la autoridad monetaria de Estados Unidos incrementará su tasa al menos en un cuarto de punto.
Si eso ocurre, entonces el jueves 4 de octubre, la Junta de Gobierno del Banco de México, seguramente también procederá a incrementar su tasa de referencia en un cuarto de punto y la ubicará en 8 por ciento.
Para el consumidor o el empresario, tal vez estos hechos suenen distantes. Pero la realidad es que tienen un gran impacto en la actividad económica.
Le pongo algunos ejemplos.
La llamada Tasa de Interés Interbancaria de Equilibrio (TIIE), es un punto de referencia para calcular las tasas que se cobran a créditos como los de las tarjetas o incluso los créditos empresariales.
Hace dos años, la TIIE a 28 días, se ubicaba en 4.59 por ciento. El día de ayer se ubicó en 8.11 por ciento, por lo que podría subir a cerca de 8.40 con el próximo aumento de tasas.
El costo de un crédito para una empresa mediana se ubica en alrededor de la TIIE más 7 puntos. Esto quiere decir que, en 24 meses, ese crédito pasó de 11.59 por ciento a 15.11 por ciento.
Imagine que se trata de un crédito de un millón de pesos. Ese cambio significaría que el interés anual habría pasado de 115 mil 900 a 151 mil 100 pesos, un alza de 30 por ciento.
Si usted es suficientemente ordenado y revisa los estados de cuenta de sus tarjetas de crédito verá que, en ese lapso, el incremento del interés es también del mismo orden de magnitud.
Si sus deudas son pequeñas, el impacto en sus finanzas será menor. Pero si su deuda es alta, entonces lo resentirá de una manera mucho más fuerte.
Pero lo peor del caso es que no hemos llegado al techo. La mayor parte de los pronósticos económicos indican que, durante 2019, volveremos a tener nuevos incrementos de las tasas.
La vieja economía keynesiana decía que las decisiones de inversión se tomaban al comparar las tasas de interés con el rendimiento esperado de las inversiones (denominado eficiencia marginal del capital).
Tasas de interés más elevadas influyen negativamente en las inversiones productivas y por ende en el crecimiento.
O, dicho de otra manera, se requieren estímulos adicionales que hagan más redituables las inversiones para que siga el flujo de éstas.
Para la administración de López Obrador, además, habrá otro desafío. El incremento del costo del dinero implica también elevar el costo de una parte de la deuda pública, lo que reduce el gasto programable ante un alza de los costos financieros.
El gobierno de AMLO podría llegar en diciembre con una situación dual: con un entorno favorable en caso de que se logre firmar la renegociación del TLCAN antes del 1 de diciembre, pero con un ambiente desfavorable causado por el alza de las tasas de interés, tanto en las finanzas públicas como sobre todo en la actividad económica general.
En el ámbito micro, hay que cuidar las deudas. Tener pasivos elevados contratados a tasas variables, como ocurre en la mayoría de los casos, podría tener implicaciones negativas para las familias y para las empresas. Así que, revise sus cuentas.