El día de ayer, el peso siguió ganando terreno frente al dólar y los precios de las acciones de las empresas que cotizan en los mercados accionarios siguieron recuperándose.
Nuestra moneda cotizaba ayer por la tarde en 17.48 pesos y la bolsa subió por segundo día consecutivo, ahora con una ganancia de 1.7 por ciento.
Sin embargo, hablando con empresarios e inversionistas, percibo que lo que tenemos es un compás de espera cuya duración aún no está clara.
Hay más preguntas que respuestas en este momento respecto al significado del abrumador triunfo de Morena el domingo pasado.
Ya se había descontado desde hace mucho tiempo que Claudia Sheinbaum iba a ser la ganadora de la elección presidencial.
Los escenarios más frecuentes entre las principales instituciones bancarias y empresas, además, señalaban que Morena y sus aliados obtendrían mayoría absoluta en las dos cámaras del Congreso.
Algunos incluso consideraban la posibilidad de que se llegara a la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, debido a las reglas de la sobrerrepresentación.
Pero, prácticamente en ningún caso, se consideraba que fuera a conseguirse esa mayoría constitucional en la Cámara de Senadores.
Aunque todavía está en veremos la conformación del Congreso, percibo que, sea directamente o a través de la ‘compra’, perdón, negociación de legisladores, esa mayoría se va a construir en las dos cámaras.
El resultado sería que Morena y sus aliados podrían hacer reformas constitucionales sin negociar con la oposición.
Sobre esa base, la pregunta que se hace ahora al ponderar ese hecho es, si desde el mes de septiembre, ya con la nueva legislatura y todavía en la administración de López Obrador, se haría alguna o varias reformas constitucionales.
Por lo dicho por el presidente, pareciera que su interés prioritario está en la reforma del Poder Judicial.
Sin embargo, todavía no hay nada oficial respecto a la posibilidad de que la iniciativa sea votada en septiembre.
Menos aún existen indicios de que el resto de las iniciativas de reforma constitucional presentadas el 5 de febrero sean discutidas y votadas en el primer periodo de sesiones en la próxima legislatura.
Pero, desde luego, hay que asumir que se habrán de presentar y eventualmente aprobar.
Así que la interrogante que se configura es el efecto que tendrían en la inversión.
He escuchado a diversos empresarios en los últimos días que señalan que, en todo caso, esperarían a ver los detalles para calibrar los efectos que tendrían estos cambios sobre sus negocios.
Hay que señalar que incluso si la Corte y el Congreso dejaran de funcionar como contrapesos del Poder Ejecutivo, tras las reformas constitucionales que pudieran realizarse, eso no significa que los contrapesos desaparezcan.
Esta misma semana observamos la reacción de los mercados financieros, la que obligó al secretario de Hacienda, ratificado para el siguiente sexenio, Rogelio Ramírez de la O, a ofrecer a los inversionistas una política orientada a generar estabilidad en el 2025.
Los mercados financieros, es claro, van a funcionar como contrapesos. Y no serán los únicos.
A la virtual presidenta electa no le conviene ni le interesa llegar al poder en medio de una turbulencia financiera detonada por la aprobación de reformas a la Constitución.
La interrogante es si López Obrador le va a decir a su sucesora que, ni modo, se aguante y asuma los costos de dar continuidad a la 4T, o si va a dejarle el espacio para que ella vaya desgranando el proceso de reformas que le han sido encomendadas.
En este caso, la forma es fondo.
Lo que vaya sucediendo todos los días indicará quién es realmente Claudia Sheinbaum y qué márgenes reales de acción tendrá.
No sé a ciencia cuáles serán.
Pero lo que sí le puedo asegurar es que quienes piensen que Claudia va a ser un títere de López Obrador, van a llevarse una gran sorpresa.
Como decía el Manco de Lepanto: ‘Cosas veredes, amigo Sancho’.