No es la primera ni será la última vez. Tampoco es solo en México. Las diferencias se han hecho visibles en diferentes partes del mundo.
Resulta que tras el comunicado emitido por la Junta de Gobierno del Banxico el jueves pasado y la entrevista que publicamos el lunes en El Financiero con la gobernadora, Victoria Rodríguez Ceja, hubo versiones de inversionistas a los que no gustó ni el tono del comunicado ni las expresiones de la gobernadora.
En Estados Unidos también han expresado en varias ocasiones disgusto con lo que está haciendo y a veces diciendo el conjunto de integrantes de la Reserva Federal.
No gustó que el comunicado de la más reciente reunión de la Junta de Gobierno le abriera la puerta a una próxima reducción de las tasas sin que la inflación general esté cerca del 3 por ciento.
Tampoco que la gobernadora ponderara la relevancia que tiene la inflación subyacente, que es más estable que las otras mediciones.
A algunos expertos no les gusta este indicador. De hecho, hace años, un alto funcionario del propio Banxico me refería, no entendía por qué considerarlo, pues la inflación era solo una, proviniera desde donde proviniera.
En el extremo, algunas de las críticas más duras que escuché refieren que Banxico abandonó su objetivo constitucional y ahora está queriendo congraciarse con el gobierno y alentar el crecimiento, lo que no les toca.
A mi parecer, los cuestionamientos no son correctos. Creo que lo que Banxico señaló es muy claro y tiene todo el sustento.
Dijo en su comunicado lo siguiente:
“En las siguientes reuniones, evaluará, en función de la información disponible, la posibilidad de ajustar su tasa de referencia”.
No da por hecho que venga una baja, pero no la descarta, como había sucedido en anteriores comunicados.
La gobernadora me dijo, en la entrevista publicada en El Financiero el lunes pasado:
“… es previsible que la inflación general comience a estabilizarse y que retome su tendencia a la baja”.
Sigue más adelante:
“Contemplar ahora la posibilidad de ajustes a la baja en nuestra tasa de referencia no significa que hayan cambiado las prioridades o la postura de la Junta de Gobierno”.
Rodríguez Ceja sabía que el tono más ‘blando’ (dovish) del comunicado podría dar lugar a la interpretación de que en los hechos estaba quitando prioridad al combate a la inflación.
¿Por qué poner el foco en la inflación subyacente en lugar de la no subyacente, que integra productos agropecuarios, energía y tarifas fijadas por el gobierno?
En julio pasado, a tasa anual, la inflación no subyacente fue deflación, pues este índice bajó en -0.7 por ciento, mientras que la subyacente estaba en 6.6 por ciento.
Para enero, la no subyacente alcanzó el 5.2 por ciento, lo que implicó un fuerte rebote, mientras que la subyacente siguió su tendencia a la baja y quedó en 4.76 por ciento.
La tendencia más firme de la inflación sigue marcando una baja mientras que los precios más volátiles, así como estuvieron altos en enero, probablemente ya no lo estarán en febrero o marzo. Ya lo veremos.
Finalmente, pero no al final, aun si la Junta de Gobierno tomara la decisión el 21 de marzo de bajar la tasa en un cuarto de punto y dejarla en 11 por ciento y la inflación no bajara más y siguiera en 4.88, habría una tasa real de 5.8 por ciento, que refleja una política monetaria restrictiva orientada a seguir controlando la inflación.
No me cabe la menor duda, creo que en esta ocasión el Banxico está en lo correcto.