A veces se piensa que una campaña electoral es como un maratón.
En realidad, es más bien como una competencia de Fórmula 1.
En el maratón, no importan mucho las posiciones de salida mientras los competidores arranquen desde la primera línea.
En la Fórmula 1, la posición desde la que salen los autos puede influir de manera decisiva en el desempeño de la carrera.
Estar en la ‘pole position’ o en la primera línea, es muy importante. Pregúntenle al Checo Pérez.
En una competencia electoral, es muy distinto un arranque desde una posición más o menos pareja, que empezar la carrera 15 o 20 puntos atrás.
Desde finales del mes de agosto, cuando Xóchitl ganó la segunda encuesta de los aspirantes del Frente, todo ha sido retroceder.
Quien parecía representar una verdadera disrupción del sistema político; quien hizo creer a los ciudadanos que surgía la esperanza de una real posibilidad de competir e incluso de triunfar en la elección presidencial, se ha encogido una semana tras otra.
No hay una sola encuesta, ni las de los cercanos, que coloque a Xóchitl siquiera cerca de Claudia en la competencia.
Las más proclives a la candidata opositora le dan a Claudia 11 puntos de distancia.
Otros que parecen imparciales le dan a la candidata de Morena 25 puntos de diferencia.
En los procesos electorales ocurren milagros y hay candidatos capaces de remontar una gran desventaja, pero la pérdida de competitividad de Xóchitl hace pensar que sus posibilidades de remontar se van reduciendo conforme pasan los días.
Así como cuando al Checo Pérez le falla la calificación y sale desde el lugar 13 o 14 y solo aspira a conseguir puntos.
Porque ganar, ni de chiste.
El momento en el que Xóchitl pudo hacer el milagro pasó hace tres o cuatro meses.
Tenía el impulso para volar y decidió quedarse en tierra.
A mi juicio, eso tiene que ver con dos elementos. Uno de ellos, su decisión y la de su equipo cercano.
El segundo, con el interés de los partidos políticos que la respaldaron.
El círculo más cercano a Xóchitl le anticipó la hecatombe del gobierno.
Tendríamos una fuga de capitales, una crisis fiscal y una devaluación antes de las elecciones. Y allí entraría la candidata opositora.
Si eso iba a ocurrir, solo era una cuestión de espera y paciencia, para despegar y convertirse en la opción preferida.
Decían algunos que era inevitable el triunfo opositor.
Y todo lo creyó Xóchitl.
Pero, pasan los meses y no llega el apocalipsis.
Además, algo de lo que nunca quiso enterarse Xóchitl es que los partidos que la respaldaban anticipaban su derrota.
Por ello, consideraban que la estrategia prioritaria era asegurar que Morena no ganara la mayoría constitucional en el Congreso o, de ser posible, ni la mayoría absoluta.
Para ellos eso era lo prioritario.
Xóchitl solo sería la candidata presidencial que ayudaría a que los votos legislativos o locales no se cayeran.
Regresando a las analogías. Xóchitl no ha hecho ninguna parada en los pits, por ejemplo, para deshacerse de un coordinador de campaña que no lo es y poner a uno que funcione.
Además, muchos de su equipo cercano piensan que todos los que la criticamos ya fuimos ‘centaveados’ por Morena.
Ellos también se resisten a reconocer que Alito, Marko Cortés y Zambrano están concentrados en ver cómo van a afrontar desde el Congreso a un nuevo gobierno de la 4T.
Ya dan por perdida la Presidencia y quieren sobrevivir desde el Legislativo.
Los cercanos refieren frecuentemente los fenómenos internacionales que han generado sorpresas en muy pocos meses.
El tema es que ella no es ni Javier Milei ni Donald Trump.
No es una recién llegada a la escena política.
Ha tenido cargos y candidaturas desde hace más de dos décadas.
No es una desconocida para los electores.
Tiene un equipo cercano que la ha acompañado desde hace mucho tiempo, y que tiene en su registro éxitos y fracasos.
Es decir, no parece que vaya a venir algún milagro, como no ha pasado desde que ella está en la política.
Si se convirtió en candidata fue por obra y gracia de AMLO, cuya negativa a recibirla la catapultó.
Pero, por ahora, Sheinbaum tiene una distancia tan amplia que le va a permitir llevar una campaña disciplinada, orientada a retener sus respaldos.
Xóchitl solo tiene la opción de apostar a hacer el milagro.
Tenemos cerca el 12 de diciembre.
Solo que ‘la Guadalupana’ vote por ella.