Enrique Quintana: El mito de la inversión extranjera

La historia de México como el gran imán para las inversiones extranjeras es todavía una promesa
La historia de México como el gran imán para las inversiones extranjeras es todavía una promesa
Un mito.La historia de México como el gran imán para las inversiones extranjeras es todavía una promesa
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Enrique Quintana
Director General Editorial de El Financiero.
2024-09-24 |06:59 Hrs.Actualización06:59 Hrs.

La historia de México como el gran imán para las inversiones extranjeras es todavía una promesa, incluso un mito.

La Secretaría de Economía refirió el fin de semana que los anuncios de nuevas inversiones extranjeras alcanzaron los 170 mil millones de dólares desde 2023 y hasta agosto de 2024.

Pero, una cosa son los anuncios y otra diferente las realidades que los registros reflejan.

De acuerdo con los datos del Banco de México, que contabilizan los flujos netos por este concepto, durante el sexenio de Enrique Peña Nieto, llegaron al país 213 mil 964 millones de dólares de inversión extranjera directa (IED).

Hasta el primer semestre de este año, también con la misma fuente, el registro de inversiones foráneas que llegaron en el sexenio de AMLO es de 204 mil 508 millones de dólares.

¿Cuánto puede llegar en todo este 2024?

En los últimos años, los registros de IED en el segundo semestre son mucho menores que en el primero.

En 2023 fueron apenas el 13 por ciento. En 2022, el 17 por ciento.

Aún si en este 2024, la llegada de capitales fuera en el segundo semestre, el 20 por ciento de lo registrado en el primero (un escenario optimista dadas las cifras previas), la IED en el sexenio de López Obrador sería 3 mil 237 millones de dólares inferior a lo registrado con Peña.

En el periodo 2013-2018 prácticamente no se hablaba del nearshoring… y la inversión foránea resultó superior.

La diferencia es más notable si observamos específicamente el comportamiento de las nuevas inversiones.

Durante el sexenio de Peña alcanzaron los 75 mil 496 millones de dólares, contra 59 mil 738 millones en lo que va del sexenio de López Obrador.

Pero, además, las nuevas inversiones sí se estaban reflejando en la llegada de capital nuevo al país en los años 2021 y 2022. Solo en esos dos años, sumaron 33 mil 492 millones de dólares.

Para 2023 se derrumbaron al sumar solo 5 mil 31 millones de dólares y para la primera mitad de 2024 alcanzaron apenas la raquítica cifra de 908 millones de dólares.

Las nuevas empresas no han invertido.

¿Qué es lo que ha pasado? ¿Por qué la discrepancia tan marcada entre los anuncios de inversión y la realidad de las cifras?

Hay dos posibles explicaciones.

La primera es que las empresas que pretenden crearse una buena imagen en el país, sea con la opinión pública o con el gobierno, inflan los datos que anuncian. Finalmente, no se trata de compromisos exigibles sino de propuestas y promesas.

La segunda es que tengamos un problema gigantesco de registro que esté minimizando la inversión foránea realmente realizada.

O quizás sea una mezcla de las dos cosas.

Al margen de las razones que explican las cifras, los datos no confirman ninguna avalancha de inversiones como se supone que vendría con el nearshoring.

Quizás uno de los factores sea la omisión de las inversiones chinas, el segundo país más relevante solo después de los Estados Unidos en anuncios de inversión.

La propia Raquel Buenrostro, aún secretaria de Economía, habló alguna vez de un subregistro de 10 a 1 en estas inversiones. Aunque esto se ha reconocido desde hace ya casi un par de años, no se le ha puesto remedio.

Pareciera que hay inversión china documentada como inversión norteamericana o incluso como inversión mexicana.

Sea cual sea la modalidad que tenga, lo que es un hecho es que la inversión privada total, de cualquier nacionalidad, tuvo un fuerte descenso de su ritmo en el segundo trimestre del año, cuando creció solo a un ritmo de 5.5 por ciento cuando venía creciendo a una tasa promedio de 17 por ciento en los cuatro trimestres previos.

Lo más probable es que las cifras de la segunda mitad del año arrojen niveles más bajos, que ya incorporen el efecto de la incertidumbre derivada del resultado electoral en México y en Estados Unidos.

En suma, la narrativa de que ya teníamos un mundo de nuevas inversiones se está quedando solo en eso.

Veremos si en el próximo sexenio, ya a solo siete días, cambian las cosas.