El próximo domingo hay elecciones para gobernador en dos estados de la República: Estado de México y Coahuila.
Sin embargo, los focos están puestos sobre todo en lo que ocurra en el Estado de México.
Estas son algunas razones del por qué.
1-Se trata de la entidad con la lista nominal de electores más grande de todo el país.
Pueden participar en las votaciones 12.66 millones de ciudadanos. Ese monto representa el 13.3 por ciento del total nacional. Es un número superior en 810 mil personas al padrón combinado de las seis entidades que tuvieron elecciones para gobernador el año pasado. Su resultado siempre pesa mucho en los totales nacionales.
2-Es, junto con Coahuila, la única entidad en la que no ha habido alternancia en toda la historia y siempre ha tenido al PRI en la gubernatura. Desde la fundación del PNR en 1929, el abuelo del PRI, han sido 23 gobernadores, electos o sustitutos, todos provenientes de la misma fuerza política. Del PRI en específico han sido 16 gobernadores y han ganado las 13 elecciones que se han realizado. Anecdóticamente, el primer gobernador del PRI fue Alfredo del Mazo Vélez, abuelo del actual. Así que habrá todo un impacto simbólico en el resultado.
3-Se trata, también junto con Coahuila, de la última elección estatal antes de la realización de las elecciones federales del año próximo. Siempre ha sido una antesala de ese proceso. En 2017, cuando Alfredo del Mazo, candidato de la alianza PRI-PVEM-Panal y PES, ganó la elección a Delfina Gómez, respaldada por Morena, por apenas 169 mil votos, se dio el primer indicio claro de la fuerza que estaba adquiriendo el partido de AMLO, lo que se confirmó abrumadoramente en el 2018.
Para las elecciones del 2024, su resultado será un antecedente muy relevante.
4-Es una prueba respecto a la potencia de las alianzas políticas que se han conformado y que posiblemente repitan a escala federal.
A diferencia de Coahuila, entidad en la que inicialmente habían postulado candidatos separados PVEM y PT, en el Estado de México ambas fuerzas respaldaron de origen a Delfina, mientras que PRI, PAN y PRD lo hicieron de origen con Alejandra del Moral.
Con ello, se están probando las alianzas que eventualmente van a competir en el 2024.
Su resultado no solo tiene el efecto aritmético relevante por el padrón tan importante que tiene, sino que adquiere un gran impacto emblemático.
5-Será crítico ver el nivel de participación que existe pues determinará el interés en el proceso electoral.
Las elecciones para gobernador en 2017 llevaron a una participación de 53.5 por ciento. Pero hay grandes diferencias según los municipios. En 11 municipios, el nivel de participación rebasó el 60 por ciento mientras que en 16 estuvo por abajo del 50 por ciento.
En contra de lo que algunos probablemente piensan, la más baja participación se presentó sobre todo en la zona conurbada de la Ciudad de México: Chimalhuacán, Naucalpan, Tlalnepantla, Ixtapaluca, Chalco, Valle de Chalco, Ecatepec, entre otros municipios.
En contraste, los de participación más elevada fue en Valle de Bravo, Jilotepec, Metepec, Toluca e Ixtlahuaca.
Veremos si esos patrones de participación se repiten en las elecciones del próximo domingo.
6-Su resultado desencadenará de manera inmediata reacciones en todos los frentes electorales del país.
Hay decisiones políticas que se mantienen en suspenso, a la espera de lo que suceda con las elecciones del domingo.
Del resultado van a desencadenarse acciones, que van desde la definición de tiempos y formas de la elección del candidato presidencial de Morena y aliados, hasta la formalización del frente opositor.
En alguna medida, las elecciones del domingo serán al mismo tiempo un punto de llegada para el Estado de México y Coahuila, y una bandera a cuadros que marque la señal de arranque para los procesos electorales federales.