Enrique Quintana: Las lecciones de Diego para Xóchitl

La única posibilidad de que Gálvez gane la elección presidencial es hacer visible
La única posibilidad de que Gálvez gane la elección presidencial es hacer visible
La lección de un debate.La única posibilidad de que Gálvez gane la elección presidencial es hacer visible
Especial
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Enrique Quintana
Director General Editorial de El Financiero.
2023-10-04 |07:04 Hrs.Actualización07:03 Hrs.

¿Se acuerda usted de lo que sucedió tras el debate realizado en 1994 entre Ernesto Zedillo, Cuauhtémoc Cárdenas y Diego Fernández de Cevallos?

Era el mes de mayo de aquel año tormentoso y por primera ocasión en la historia se realizaba un debate televisado entre los candidatos a la presidencia de la República.

No hubo duda del resultado: Diego Fernández de Cevallos se impuso en la discusión.

Las elecciones se realizaban tres meses después y existía la impresión de que el candidato panista podría despuntar tras su desempeño en el debate.

No fue así. Diego desapareció de la escena y dejó que Ernesto Zedillo recuperara la ventaja perdida.

En las elecciones del 21 de agosto de 1994, Zedillo obtuvo el 48.9 por ciento; Diego, el 25.9 y Cárdenas el 16.6 por ciento.

En los procesos electorales hay circunstancias que definen el curso de los acontecimientos futuros. Diego perdió su ‘momentum’, como gustan en llamarlo los estrategas.

Refiero estos hechos ocurridos hace ya 29 años por lo que ha sucedido recientemente con la futura candidata del Frente Opositor, Xóchitl Gálvez.

Ella tuvo una irrupción impresionante en la escena política al convertirse en aspirante a la candidatura presidencial, pero desde hace unas semanas su presencia se ha apagado.

Una de las formas de observar ese hecho son los indicadores de Google Trends, que miden el nivel de interés que despierta una persona o algún tema.

El nivel máximo de interés por Xóchitl Gálvez se produjo en la semana del 2 al 8 de julio, cuando arrancaba el proceso del Frente Opositor, con un registro de 93 puntos en las mediciones.

Previamente, Claudia Sheinbaum había generado mucho interés en la semana del 11 al 17 de junio, días después de la célebre cena del restaurante ‘El Mayor’, con un registro máximo de 63 puntos.

No solo era una impresión, las búsquedas en internet revelaban la gran expectativa que estaba obteniendo la campaña de Xóchitl.

En la semana del 3 al 9 de septiembre nuevamente la senadora hidalguense volvió a tener un salto en el nivel de interés, con un registro de 76 puntos frente al de 100 puntos que obtuvo también por esas fechas la exjefa de Gobierno de la Ciudad de México.

El nivel de interés de las dos aspirantes ha bajado en las últimas semanas respecto a sus niveles previos, pero Sheinbaum ha logrado mantener la delantera.

El promedio de los últimos siete días marca 45 puntos para Sheinbaum y 39 puntos para Xóchitl.

Faltan aún 214 días para las elecciones y faltan aún 32 días para que comiencen las precampañas electorales. Es mucho tiempo.

Sin embargo, en la política el tiempo marcha a ritmos diferentes, según los momentos.

Creo que con el paréntesis que se hizo luego de su designación como Coordinadora del Frente, Gálvez perdió el impulso.

No es irremediable, pero no será tan sencillo que vuelvan a crearse las condiciones que permitieron su irrupción en la contienda nacional.

El Frente Opositor y su candidata deben afrontar dos hechos que convierten su carrera en algo muy desafiante.

El primero es que enfrentaran lo que muchos denominan una “elección de Estado”.

Morena y sus aliados van a echar mano de todos los recursos a la mano, para no perder el poder, incluso desafiando, si fuera necesario, a la autoridad electoral.

El segundo es que la conciliación entre las visiones de la coordinadora del Frente, que será candidata, y de los diversos intereses de los partidos y organizaciones que la respaldan, pueden hacer tortuoso y accidentado el avance de la candidatura.

La única posibilidad de que Xóchitl Gálvez gane la elección presidencial es que construya un movimiento ciudadano tan poderoso que no pueda ser frenado por el poder del Estado y que desborde las fronteras de los partidos políticos que serán formalmente quienes la postulen.

Para ello, se tendría que haber aprovechado de la ventajosa posición que tenía todavía hace poco más de un mes, como tendría que haberlo hecho Diego tras aquel debate de 1994.

¿Podrá remontar el terreno perdido? Lo veremos pronto.