Enrique Quintana: Los empresarios frente a Sheinbaum... ni tapetes ni enemigos

La virtual presidenta electa del país, Claudia Sheinbaum, se reunió ayer con la cúpula del sector empresarial
La virtual presidenta electa del país, Claudia Sheinbaum, se reunió ayer con la cúpula del sector empresarial
Fraternidad.La virtual presidenta electa del país, Claudia Sheinbaum, se reunió ayer con la cúpula del sector empresarial
Especial
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Enrique Quintana
Director General Editorial de El Financiero.
2024-06-20 |07:12 Hrs.Actualización07:12 Hrs.


La virtual presidenta electa del país, Claudia Sheinbaum, se reunió ayer con la cúpula del sector empresarial.

Como candidata lo hizo en diversas ocasiones y en diversos foros empresariales.

Cuando acudía junto con Xóchitl Gálvez (antes o después) era visible que la preferencia de esos auditorios era por Gálvez, lo que se expresaba en los aplausos y ovaciones; corteses con Sheinbaum y entusiastas cuando era el turno de Gálvez.

Esta vez el encuentro fue diferente. Ya no había con quién competir y los empresarios hablaron con quien tendrá el Poder Ejecutivo en México en los próximos seis años. 

Pero, además, con una presidenta que tiene un respaldo sin precedente expresado en la votación recibida y en las mayorías que obtuvieron en el Congreso de la Unión.

Es relevante el tono usado por Sheinbaum, quien planteó un llamado al diálogo en el caso de la controvertida reforma judicial, que se ha configurado como la principal fuente de preocupación del sector privado.

Dijo la virtual presidenta electa: “…sí, hay una mayoría que se mostró en esta elección, y que tiene que respetarse esa voluntad, pero eso no quiere decir que no haya diálogo y tampoco quiere decir que signifique una mayor concentración del poder ni mucho menos. Ese no es el objetivo”.

Otro señalamiento destacable es su reafirmación de que no habrá una reforma fiscal y que el crecimiento de los ingresos del gobierno vendrá de la digitalización y de la mayor recaudación del SAT, por ejemplo, en las aduanas.

El compromiso es relevante, pues las cuentas no salen cuando se ven todas las cargas que tendrán en el futuro las finanzas públicas.

El sabor de boca que quedó tras la reunión del día de ayer fue positivo.

Parece muy diferente la convocatoria al diálogo, que, por ejemplo, lo expresado ayer por el presidente López Obrador, quien consideró que pagó una “cuota de humillación” cuando habló con dos integrantes de la Suprema Corte de Justicia para tratar de convencerlos de la constitucionalidad de la reforma que trasladaba a la Secretaría de la Defensa la Guardia Nacional.

Más allá de las diferencias que puedan existir entre los empresarios y Claudia Sheinbaum, espero que la virtual presidenta electa no vaya a considerar que hablar con los empresarios implica una ‘cuota de humillación’.

Hay toda una discusión respecto a las implicaciones que puedan presentarse en las inversiones debido a la reforma judicial.

La incertidumbre que generó la propuesta de que pase este cambio constitucional en septiembre, antes de comenzar el próximo gobierno, ya produjo el alza del dólar de cerca de 17 a 18.50 pesos.

Mientras no haya noticias adicionales es probable que fluctúe alrededor de la última cifra.

¿Y cuáles serían esas noticias? Principalmente la iniciativa que sea formulada expresamente por las comisiones en la Cámara de Diputados.

Dice el conocido adagio que el diablo va a estar en los detalles. Y le subrayo lo que le comenté aquí hace unos días: aun considerando la elección de jueces, magistrados y ministros, como algo inamovible, hay diversas reformas posibles.

Algunas pueden provocar una enorme preocupación entre los inversionistas, incluso pánico, y otras podrían generar un nerviosismo moderado. 

Cuando Claudia Sheinbaum asuma la Presidencia de la República tendrá un gran poder y un enorme capital político que deberá empezar a usar.

Ojalá que su uso sea para construir o al menos limitar los impactos negativos, no para disolver o destruir.

Y, esperamos que las organizaciones empresariales puedan estar a la altura para contribuir a ello. 

Ni tapetes ni enemigos.