Han pasado 146 días desde que se decretó el comienzo de la llamada Jornada Nacional de Sana Distancia, el 23 de marzo pasado.
Hacia mediados del mes de abril, la movilidad promedio -de acuerdo con los cálculos de Apple- había bajado aproximadamente en un 80 por ciento en el transporte público, 75 por ciento en el movimiento peatonal y 70 por ciento en la circulación de vehículos.
Esa condición se mantuvo aproximadamente hasta mediados de mayo, y luego, gradualmente empezó a subir.
Esa caída en la movilidad implicó el cierre de negocios, la supresión de ventas, la pérdida de empleos y la caída en la producción.
Ya sabemos que el PIB del segundo trimestre cayó en 18.9 por ciento a tasa anual, de acuerdo con las estimaciones oportunas del INEGI.
Los últimos datos de movilidad reportados por Apple señalan que la movilidad en transporte público ya avanzó 30 puntos y tiene una caída de solo 50 por ciento respecto al punto de referencia, del 13 de enero pasado.
En el caso del movimiento peatonal, la caída es de 12 por ciento y de solo 6 por ciento en la circulación de vehículos.
En este tercer trimestre, el camino a la normalización es muy claro, al margen de las consecuencias que ese hecho tenga.
Y, eso va a significar un repunte de la actividad económica, ya que el factor que principalmente motivó su declive habrá desaparecido en buena medida.
Ya le había comentado que, de acuerdo con las estimaciones de los expertos publicadas por el Banxico, se puede inferir que el PIB del tercer trimestre será superior en 8 por ciento al del segundo trimestre y el de los últimos tres meses del año también tendrá un alza de una magnitud semejante respecto al periodo inmediato anterior.
Sin embargo, no será toda la economía la que va a volver crecer, o al menos, la recuperación tendrá un ritmo muy diferente según la actividad.
Quienes se van a acercar más a “la normalidad” son los sectores que tienen que ver de manera directa con las exportaciones de manufacturas.
La producción automotriz del mes de julio ya fue superior en 0.7 por ciento al nivel que se tenía en el mismo mes de 2019.
Otros sectores de la exportación manufacturera probablemente tengan comportamientos parecidos.
La producción de alimentos y bebidas de consumo general, así como productos para el hogar, también tendrá un comportamiento parecido. Por ejemplo, el canal mayorista en abarrotes tuvo en el rubro de comestibles un incremento de 11.8 por ciento nominal en junio, lo que implica un crecimiento real de 8 por ciento a tasa anual y de alrededor de 3 por ciento real en productos de higiene, personal y del hogar.
En estos casos, no se notará demasiado la mayor movilidad.
En contraste, las ventas de restaurantes, la ocupación hotelera, o el transporte aéreo, aunque irán mejor que en el fatídico segundo trimestre, tendrán caídas anuales de 60 a 90 por ciento.
Es decir, aunque la economía va a ir mejor que en los meses previos, todavía habrá muchos giros en los que la comparación con el año pasado será terrible.
Y, no es improbable que todavía veamos más cierres de empresas.
Hay muchos que esperaban el fin del confinamiento para volver a operar. Y, con el paso de las semanas e incluso de los meses, verán que los ingresos que obtienen no serán suficientes para sobrevivir. Algunos, inevitablemente, van a rendirse y bajarán la cortina.
Otros, desde luego, van a reinventarse y van a estar listos para despegar en el momento en el que el mercado tenga dinamismo. Lo malo es que aún son pocos.
Y el problema es que no tenemos una política para hacer que éstos sean muchos más.