Desde hace tiempo, en diversos círculos se comenta que las preferencias de López Obrador por Claudia Sheinbaum para convertirla en candidata de Morena a la Presidencia en 2024, ya son inocultables.
No se trata ya de una confidencia en los pasillos de Palacio. La cargada a favor de la jefa de Gobierno de la CDMX se hizo manifiesta en el Auditorio Nacional el jueves pasado, durante la celebración organizada por Morena para festejar “el triunfo”, en las elecciones del pasado junio.
Los vítores que recibió con el grito de ¡pres-si-den-ta!, junto con las rechiflas a Mario Delgado muestran hacia donde se están moviendo las aguas.
La respuesta de Sheinbaum fue la tradicional de un político: agradeció y dijo que ella está concentrada en la ciudad. ¿Se acuerdan de aquel político que decía una y otra vez que lo dieran por muerto?
El hecho de que Morena perdiera la mayoría de las alcaldías en la CDMX no fue obstáculo para la cargada verbal del jueves.
En el discurso de Sheibaum, supuestamente hubo referencias autocríticas en las que habló de la división y el exceso de confianza. Pero volvió a referirse al diagnóstico de AMLO, que considera que el resultado fue por una campaña de desprestigio que las clases medias creyeron.
Cuando Sheinbaum habla de división más bien tiene en mente al senador Monreal y la alcaldía Cuauhtémoc, mientras que la referencia al exceso de confianza tiene que ver con el hecho de no hubo suficientes operativos en la ciudad para llevar a la gente a votar.
El día de hoy El Financiero actualiza los datos de su encuesta de aprobación presidencial y hay algunos datos que son relevantes para este contexto.
A nivel nacional, la aprobación del presidente López Obrador está en 56 por ciento. Pero si segmentamos por quienes se consideran a sí mismos como parte de la clase media y que representa el 32 por ciento a nivel nacional, la aprobación baja al 52 por ciento.
Pero más aún, si consideramos la CDMX, en donde el 42 por ciento se asume como clase media, la aprobación al presidente baja a 42 por ciento y la desaprobación presidencial en este grupo sube a 55 por ciento.
Es decir, cerca de 6 de cada 10 personas de la clase media en la capital no son partidarias del gobierno de AMLO. Y en este ambiente Sheinbaum tiene que construir su candidatura.
En las elecciones de junio, el hecho de que este segmento fuera más participativo que el promedio, dio como resultado la pérdida de la mayoría de las alcaldías capitalinas.
Sheinbaum tendrá que hacer ajustes en la maquinaria política de la capital, pues de lo contrario, el desgaste natural de gobernar a la compleja Ciudad de México va a quitarle más y más apoyo, y la puede dejar pronto fuera de combate para la elección de 2024.
La interpretación más frecuente de las razones de la preferencia de AMLO por Sheinbaum tiene que ver con el hecho de que toda la carrera política de la jefa de Gobierno ha sido a la sombra del presidente de la República, lo que garantiza la influencia que AMLO podría seguir teniendo tras el término de su periodo.
Obviamente ni él ni ella lo admitirían públicamente y más bien diría que es la persona más adecuada para consolidar la 4T.
Otros personajes que son mencionados como prospectos, como Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal, tienen “el defecto” de contar con una carrera política propia. Ambos han estado distantes de AMLO en algunos momentos, y sería muy difícil que el presidente confiara en que van a ser incondicionales al término de su periodo.
Así que, puede prácticamente dar por hecho que, si por alguna razón Sheinbaum no se consolida como candidata con posibilidades ciertas de ganar en 2024, entonces tendrá que recurrirse a otro personaje que, como ella, pueda ser por entero dependiente de López Obrador.
¿Tiene alguien en mente?