El consumo interno de nuestro país comienza a dar signos de agotamiento después de muchos meses de crecimiento sostenido.
Esta semana surgieron dos luces amarillas que deben tomarse en cuenta.
La primera corresponde a la evolución de las ventas de las tiendas afiliadas a la ANTAD.
El crecimiento nominal a tiendas comparables en el mes de noviembre fue de 6.1%.
Si consideramos que la inflación en noviembre fue de 7.8%, entonces podemos inferir que en términos reales hubo un retroceso de 1.6%.
En octubre, el crecimiento había sido de 10% nominal y de 1.5% en términos reales.
Noviembre es muy relevante para los establecimientos que forman esta cadena pues es el mes del “Buen Fin”, que pareciera no haber sido tan bueno este año.
De hecho, las ventas totales de noviembre de este año, que ascendieron a 141 mil millones de pesos fueron inferiores a los 144 mil millones de pesos del mismo mes del año pasado, a pesar de la inflación.
La segunda señal que debe tomarse en cuenta es el resultado del Monitor de Consumo de BBVA, que señala que el consumo en el mes de noviembre (medido por el uso de tarjetas de esa institución) cayó 3.4% respecto al nivel de septiembre. El consumo de bienes cayó en 4.9% mientras que el de servicios creció en 1%.
Una de las explicaciones de esta dinámica es la diferencia en la duración del “Buen Fin”, pues mientras este año fue de 4 días, el año pasado abarcó 7 días.
Sin embargo, el otro factor que ya se pone sobre la mesa es la elevación de los costos del crédito por efecto de la política monetaria restrictiva.
Habrá que esperar a observar indicadores más amplios, como el de consumo privado, indicador que produce el INEGI o el de las ventas minoristas, para tener la confirmación de la tendencia.
Muy pocos piensan que el ritmo de consumo que se ha observado en este año pueda mantenerse el próximo.
El crecimiento del indicador de consumo privado a septiembre creció a una tasa anual de 6% y todo el año se ha mantenido por arriba de esa cifra.
Es muy difícil que con la inflación que tenemos y las tasas de interés tan elevadas como ya están, el consumo de las familias no vaya a moderarse en el próximo año.
Pero, también hay que señalar que la perspectiva no es un desplome sino un gasto más cauteloso que frene el crecimiento o cause episodios de leves descensos.
EL CASO IZZI MEGACABLE
Vaya salto dieron ayer los precios de las acciones de Televisa y Megacable. La primera llegó a subir en casi 10% mientras que la segunda subió en 12.5%.
La filtración de la propuesta formal de Televisa para fusionar Izzi, su unidad de cable, con Megacable generó esa respuesta.
Aunque Megacable rechazó, por lo pronto, la propuesta, las acciones no regresaron al nivel anterior, lo que implica que el mercado sigue teniendo expectación y considera que hay posibilidades de que la decisión de Megacable pudiera cambiar.
Los análisis hechos por la mayoría de las corredurías como Morgan Stanley, UBS y JP Morgan entre otros, señalan expectativas muy positivas para esta posible fusión en un mercado cada vez más competido por los servicios de streaming.
De acuerdo con lo trascendido, la operación se daría a través del intercambio de acciones y de un pago a Megacable. La estructura accionaria correspondería a un 55% para Televisa y un 45% para Megacable.
Sin embargo, el contrato establecería que la operación de la empresa fusionada la llevaría Megacable.
Pareciera que lo que hasta ahora ha obstaculizado el que se llegue a un acuerdo es la resistencia de Francisco Robinson Bours, el presidente de la empresa, y la familia, quienes controlan el Consejo de Administración de Megacable, y, por cierto, también el de Bachoco.
Observadores y analistas consideran que, si en los próximos meses cambiara la posición de Megacable, es muy probable que el regulador del sector, el IFT, dé luz verde a la fusión.
Veremos si hay un cambio de voluntad en Megacable, que probablemente daría lugar a una de las fusiones más importantes del año en el mundo corporativo mexicano.
O, si todo queda en el intento.