Tal y como sucede con otros ámbitos, ver demasiada televisión, o series políticas en el caso que se tratará aquí, puede malformar nuestras percepciones sobre cómo se opera realmente en la vida pública. Por ejemplo, vemos que las personas protagonistas son despiadadas y recurren a todo tipo de recursos, principalmente la coacción y el chantaje, para lograr sus objetivos. Vaya, pareciera que la verdadera competencia es ver quién convierte a quién en “su perra” primero.
Sin embargo, en el mundo real quien opera fundamentalmente a través de esos métodos es alguien que, en realidad, no es apto para operar – e incluso se podría decir que, de entrada, ni siquiera tiene autoridad real. O como decía Margaret Thatcher, si una mujer se la pasa diciendo que es una dama, es porque en realidad no lo es.
Entonces, ¿cómo se opera, digamos, un grupo parlamentario? Permítanme volver rápido a una serie muy conocida: House of Cards. El protagonista, Frank Underwood en la versión estadounidense, o Francis Urqhart en la británica, eran las personas encargadas de garantizar la cohesión del grupo parlamentario en el gobierno al momento de votar: su cargo se le conoce como whip. Al contario de como se podría pensar, el término no viene de la expresión “látigo”.
¿De qué trata, entonces? Si ven películas o cuadros de cacerías de zorros. Hay una persona que se encarga de llevar a los perros: ese es el whip. La tarea no es menor: si bien es indispensable guiar a la jauría, es imposible controlarla con la pura fuerza. Es decir, quien desee ejercer esa función debe ser reconocido como la persona “alfa”.
Por lo tanto, el trabajo puede requerir alguna dosis de intimidación, chantaje o coacción, pero solamente en casos excepcionales. Si se desea el reconocimiento de la jauría, o en este caso, del grupo parlamentario, la autoridad se teje a través de relaciones largas basadas en la confianza, el compañerismo y alguna dosis no menor de complicidad. Triunfa en este medio quien puede resolver cuestiones difíciles a partir de negociar, ceder algunos puntos e intercambiar favores. Eso sí, si todo lo demás falla y es indispensable, se podrían sacar los expedientes – pero si se abusa del recurso se pierde autoridad.
En el Reino Unido, el whip es la primera designación de quien ocupa el cargo de primera persona ministra, y se espera que tenga una larga carrera de interacción con el resto de la bancada. Por el carácter del gobierno, pueden operar con mayor fuerza que sus pares en Estados Unidos quienes, por la flexibilidad de los grupos parlamentarios, solo intervienen en temas importantes.
En todo caso, la jauría siempre tiene memoria: un trato inadecuado, o el confundir a una jauría con una simple “perrada” no se deja a un lado con facilidad. Se guarda para cuando cambien los equilibrios de poder dentro del grupo parlamentario o, en su caso, el partido. En ese momento, las cosas en la vida real podrían parecerse a lo que podamos ver en la tele, eso sí.