Como ha sido habitual de un tiempo a la fecha, el PAN está escondido. Cuando se abre el escenario para que tenga un papel relevante, su directiva se esconde, sus liderazgos –por decirlo de alguna manera– se esfuman y le dejan la escena a cualquiera que quiera subirse.
Hace unas semanas hicieron, según ellos, un evento con sus precandidatos. Parecía una convención de ventas de Tupperware. No se dijo nada en especial, ni siquiera fueron todos los que “suenan”. Entre azul y buenas noches se dijo que eran la fuerza y que “sí hay de otra” y cosas por el estilo. De los panistas solamente Santiago Creel ha tenido la claridad y la definición de decir que quiere ser candidato a la Presidencia y se mete el pleito, a use silo, pero se mete. La confusión, la falta de definición es lo que priva en ese partido. Como muestra, esta declaración de la gobernadora de Chihuahua, Maru Campos: “Si mi partido me necesita, ahí estaré”. Bueno, pues podrá esperar sentada porque parece ser que el partido no necesita nada, así está bien. Además, no se trata de que el partido quiera sino que ella se defina. En otra ocasión que se le preguntó por 2024 y si se lanzaría, y dijo que tenía “el hambre por generar política pública, implementarla de forma correcta”. Si alguien entiende que eso es querer la Presidencia merece un premio. Así la definición.
Pero las declaraciones de Campos no son más que el reflejo de una directiva dubitativa que lo mejor que sabe hacer es esconder la cabeza. Cuando el PAN se pudiera estar consolidando como la fuerza opositora de referencia, se esconden en quien sabe dónde. Mientras el porro de Bucareli la emprende contra todos, el panismo no hace suya esa batalla y solamente salen voces aisladas (Xóchitl, Kenia), pero sin coordinación y estrategia partidista.
El PAN pierde el tiempo, mientras otros lo ganan. Es el caso del PRI, que sumido en el descrédito al que lo han llevado sus actuales dirigentes, Moreno y Moreira, atinó a sacar la cabeza e hizo un evento político en el que los que quisieron decir que buscarían la candidatura de ese partido lo hicieron con claridad. Por supuesto que son muchísimos y eso significa que no hay ninguna posibilidad de que ganen, pero por lo pronto cambiaron la conversación pública sobre su partido. Se habla de la corrupción de Alito, sí, pero sobre todo de los precandidatos, de sus aspiraciones y capacidades, independientemente de las posibilidades del partido. Claudia Ruiz Massieu ya le echó a perder las bardas a Sheinbaum nada más con lanzarse; Beatriz Paredes es un buen personaje para los nostálgicos, y Enrique de La Madrid anda de chavo buena ondita con su campaña de Ted Talk. Podrán gustar o no, se podrá estar en contra de ese partido, pero lo cierto es que hacen su trabajo y lo hacen bien. Ya se habla de ellos. Mientras tanto en el PAN…nada.
Si alguien ve al PAN por ahí, díganle que el ambiente actual es el propicio para hacer una oposición fuerte; que se requieren definiciones para las batallas electorales que vienen; que para ganarle al Presidente y su proyecto autoritario hay que empezar ya. No es tiempo de esconderse, de buscar ofrecer chambitas o negocios con dinero público. Es el momento de hacer oposición, de defender la democracia; es el momento de sus senadores y diputad@s; es el momento de mostrar que sí hay de otra y no de esconderse; es el momento en que los ciudadanos esperan más, mucho más del PAN. Aunque sus dirigentes no lo crean.