Una revolución de la mano de las mujeres se está gestando en Irán. Están las jóvenes al frente, pero acompañadas de mujeres mayores, madres y abuelas hartas de la imposición y la restricción a su libertad como seres humanos.
En Irán, la llamada Policía de la Moral detuvo a una joven de 22 años que no llevaba el velo. La llevaron a la estación de policía y, bajo la custodia policiaca, entró en coma y murió. Mahsa Amini era el nombre que llevaba en vida la mujer, cuya muerte está muy cerca de cambiar las cosas en aquel país, gobernado por el fanatismo y el autoritarismo. Las manifestaciones son sorprendentes y conmovedoras: mujeres que queman su velo en fogatas públicas, que se cortan el pelo en la calle, en medio de aplausos y gritos de ánimo exigiendo libertad. Y a gritos también piden el apoyo del mundo. Saben que, si no cuentan con el soporte internacional, las pueden matar, las van a matar. Así lo han dicho.
La moral es siempre un recurso falso del autoritario, del fanático que trata de imponer su pensamiento y conducta porque se sabe débil, incapaz de ganar con razones. Si algo aprendimos el siglo pasado es a cuidarnos de los fanáticos, de los que hacen de sus gobiernos causas religiosas. Que tratan de decirte cómo debes pensar y terminan diciéndote cómo debes vestir. No dejemos pasar la oportunidad de dar muestras de apoyo a las mujeres en Irán; algo grande y bueno saldrá de la lucha que están librando.
Vladímir Putin no deja de soñar en estar a la cabeza de un imperio. Conforme pasa el tiempo, se vuelve más necio, más autoritario. Sus provocaciones se han tornado en actos de guerra, sus desplantes pueden detonar crisis internacionales como la del gas en Europa. Putin no parece tenerlas todas consigo en la guerra que comenzó con la invasión a Ucrania. No es lo mismo tener la potencia de una bocina gigante, como lo es Rusia, que tener un ejército listo y preparado para entrar en una guerra contra un país dispuesto a defenderse a como dé lugar y con lo que tenga a la mano, como es el caso de los valientes ucranianos. Información de las últimas semanas deja ver que Ucrania avanza en su defensa mientras la fuerzas rusas tienen que retroceder en medio de grandes complicaciones. Las medidas que el líder ruso ha necesitado tomar comenzaron ya a crearle problemas al interior de su país. La decisión de llamar a miles de civiles a las filas militares y de imponer años de prisión a quien falte al servicio militar obligatorio ha sacado a la gente a la calles en múltiples ciudades rusas. Son casi mil los detenidos en las recientes protestas. Los enfrentamientos con la policía se multiplican y, con ellos, el descontento. Putin mantiene su guerra afuera y le estallan revueltas adentro.
En México, el Presidente autoritario fue detenido en sus esfuerzos por militarizar el país y entregarle por años la seguridad pública a los militares. La oposición senatorial salió adelante y detuvo el ansia autoritaria de un Presidente que es muy popular, pero que no atinó a formar un equipo de trabajo medianamente eficiente, por lo que ha optado por entregarle tareas prioritarias de un gobierno, de la administración pública, al Ejército. Desde el reparto de medicinas hasta la construcción de un aeropuerto. Alguien puede argumentar que no es lo mismo la situación autoritaria en Irán o en Rusia que en nuestras tierras. Y tendrá aparentemente razón. Pero es cuestión de grados. Recordar el desprecio del Presidente por las protestas de las mujeres en nuestro país, su incomprensión estructural del tema y su acusación de que son manipuladas. Recordar también sus consejos morales, la publicación de una guía sobre cómo vivir, su condena de asuntos como el divorcio o la conducta y bienes de los demás y el tufillo religioso de sus discursos. A eso júntenle los afanes militaristas y podrán concluir que nada más porque aquí son ineptos no son más autoritarios.