Juan Ignacio Zavala: El enfermo Gertz

Lo único que sabemos de Gertz, es lo que ya sabíamos desde hace un par de años: que está enfermo
Lo único que sabemos de Gertz, es lo que ya sabíamos desde hace un par de años: que está enfermo
El Fiscal.Lo único que sabemos de Gertz, es lo que ya sabíamos desde hace un par de años: que está enfermo
Cuartoscuro
autor
Juan Ignacio Zavala
Consultor en comunicación
2023-01-23 |06:45 Hrs.Actualización06:45 Hrs.

El escándalo ha rodeado al fiscal Gertz Manero los últimos años. Eso deber ser un enorme problema para quien siente que el mundo gira a su alrededor. Por supuesto las razones son de lo más variadas. Desde el ejercicio de la venganza privada en un puesto público para lo cual usó recursos públicos, hasta su estrafalaria colección de decenas de automóviles. En el extenso marco que abarcan esos dos escándalos está la persecución penal de científicos por el solo hecho de no considerarlo un investigador de prestigio, así como la exhibición de plagios descarados en sus trabajos académicos de los cuales ha reclamado airadamente reconocimiento.

Como millones de mexicanos ignoro las razones por las que el presidente López Obrador decidió mandarlo como la opción para ser fiscal general de la República. El tema es que mandó la propuesta, se la aprobó el Senado y después vino el ejercicio de la fiscalía como la forma de la decadencia escogida por el señor Gertz.

Los casos que han llamado la atención de la opinión pública han sido, por un lado un fracaso, y por el otro un verdadero escándalo por el atropello a los derechos de los demás desde una de las posiciones de mayor poder en el país. Las acciones del fiscal no son cualquier cosa. Sus decisiones tienen que ver con meter a la gente a la cárcel o no; castigar a un delincuente o inventarle un delito a un inocente y arruinarle ha vida. Gertz ha optado por destacar en la segunda, para infortunio de muchos.

Las fiscalías siempre están en el ojo público porque precisamente les toca resolver, entre muchas otras cosas, asuntos escandalosos. Pero una mala actuación se convierte también con facilidad en una cuestión de escándalo, así a uno se le suma el otro. Las expectativas con la llegada del primer fiscal autónomo eran altas. El propio Presidente se encargó de subirlas como candidato y una vez asumido el poder. El resultado es patético: todo mal. Ejemplo: un día se presenta Gertz a una mañanera con un cheque por 2 mil millones de pesos a nombre del Instituto para Devolver al Pueblo lo Robado. Gran alharaca del Presidente y todo el mundo sorprendido porque empezaban a funcionar las grandes acciones contra la corrupción. Supuestamente se trató de un dinero recuperado de un fraude al Infonavit, cometido por empresarios voraces –ya se sabe cómo son los empresarios–. El Presidente hizo las cuentas de la lechera, que si se iba el dinero a los pobres, que si mejor a la rifa del avión. Problemas de la abundancia. Bueno, pues han pasado años y nadie sabe dónde quedó ese dinero que ya no fue a donde supuestamente le devuelven al pueblo lo robado. Historias patéticas de la fiscalía de Gertz hay montones y ya hemos comentado varias en este espacio.

El fiscal Gertz ha preferido manejarse en las tinieblas, privilegiar su lado oscuro –quizá el único que tiene– y que sobre él se propague el rumor, el comentario incierto y misterioso, como si se tratara de un personaje de leyenda. No hay tal leyenda sobre él sino la certeza de su paso marcado por el odio y la desmesura. Y la enfermedad, claro. Porque desde hace tiempo se mencionaba que el fiscal no estaba bien, que se movía entre delirios y acciones de demencia senil. Ahora sabemos que el fiscal Gertz no atiende su oficina desde hace semanas porque estaba mal de salud y lo operaron en Estados Unidos –como corresponde a un multimillonario como él–. La falta de información y claridad de este gobierno arrojó, en esta semana, que para algunos tenía cáncer de próstata, para otros de páncreas y para algunos más una intervención en la columna. Ninguna certeza sobre el estado de salud de uno de los funcionarios relevantes de la República.