Para quien pensaba que las mañaneras tocaban a su fin, debe aceptar que estaba equivocado.
Las mañaneras caen, suben y se transforman, pero no desaparecen. Quizá es la actividad, la política pública más exitosa del Presidente. La disciplina que tiene para estos eventos es admirable, verdaderamente militar. Simplemente recordemos a Peña Nieto que daba unas tres conferencias al año y casi siempre salían mal: o eran sobre una desgracia o él patinaba y se hundía a la vista de todos en su propia confusión.
Claro, las de López Obrador no son conferencias de prensa, son una especie de show televisivo en vivo en el que domina la improvisación y tiene entrada cualquier cantidad de agresiones y señalamientos públicos, pero eso implica mayor reto que contestar cinco preguntas.
Si bien es cierto que la creatividad no es la marca de esos eventos, puede en ocasiones tener momentos de sano entretenimiento y hasta de risa loca protagonizados por nuestro señor Presidente. Sin embargo, ya el protagonista sentía que había que darle una vuelta al diseño del programa y ya comenzó con una nueva sección: ¿Quién es quién en las mentiras? Un espacio diseñado para evidenciar las calumnias e injurias de la prensa neoliberal en contra del proyecto de la transformación.
La nueva sección de este afamado programa entra en la modalidad conocida como la escuelita. Por supuesto el señor profesor y director de la escuela es el mismísimo Presidente. Con su presencia, el Presidente sancionará el contenido de lo expuesto. Claro está que hay castigos y mofa sobre quienes merezcan estar en el cuadro de horror. Obviamente el director no se va a meter a seleccionar a los que deben ser castigados. Para tal efecto la escuelita tiene a una docente, a la profesora Ana Elizabeth García Vilchis, también conocida como la miss Vilchis.
Ella es la responsable de seleccionar la información falsa que con toda mala leche –y seguramente pagados por lo peor del neoliberalismo nacional– supuestos periodistas beneficiados en el pasado difunden en los medios de comunicación tradicionales y, peor aún, hay quienes se atreven a tuitear y hacer uso de redes sociales.
Implacable, la miss Vilchis los señala y explica por qué son malos esos alumnos y qué fue lo que hicieron. El director se encuentra al lado de la miss y con gestos aprueba lo dicho por la profesora y hace caras de fuchi cuando se menciona a alguien que no es de su agrado. La animada sección cuenta por supuesto con taches, menciones honoríficas, apodos, señalamientos a los copiones y denuncias ante el director. Será la alegría de chicos y grandes.
En el afán de colaborar con el nuevo show de AMLO, esta columna propone dos secciones más para amenizar el evento:
Cómo tratar a los enfermos.- Esta sección estaría a cargo del inefable doctor López-Gatell. En los programas de televisión matutinos nunca deben de faltar los consejos sobre salud y cuidado de las enfermedades. En este espacio el queridísimo doctor dirá qué hacer con los enfermos y sus enfermedades, así como explicaciones concretas como, por ejemplo: por qué los niños con cáncer son golpistas disfrazados, los paralíticos son fascistas, la esclerosis como generadora de ideas conservadoras, y muchas ideas más para entender las desgracias humanas.
La chica del clima.- Toda vez que Irma Eréndira Sandoval fue cesada de manera fulminante ante la atónita mirada de todos sus compañeros. Una manera de darle un digno regreso sería que explicara la situación del clima con sus mallones y una playera que diga Es un honor que te corra Obrador. En la sección, Irma explicaría con su conocida facilidad para expresarse, por qué el día soleado es revolucionario, por qué la tormenta es neoliberal y si los frentes fríos obedecen o no a un complot internacional.
Por supuesto que ya con tantas secciones se impone la música en vivo, lo cual le daría un giro agradable al espectáculo. En fin, que van esas aportaciones con el fin de cooperar con el programa cómico, mágico y político que encabeza nuestro mejor entretenedor.