Era un secreto a voces desde hace tiempo: Mario Delgado, presidente de Morena, itamita renegado y fiel criado del presidente López Obrador, participó activamente en la red NXIVM, que lideraba Keith Raniere, un depravado sicópata que fue condenado recientemente a 120 años de cárcel por cargos de explotación sexual y pornografía infantil.
Durante el juicio se supo que la organización facilitaba a Raniere, después de varios cursos de “capacitación”, mujeres convertidas en esclavas sexuales. La organización en México era dirigida por Emiliano Salinas Occelli. El líder de Morena participó en diversos cursos y pagaba su cuota en dólares para pertenecer a tan selecta organización, según información publicada el día de ayer. Por supuesto que participar y tomar cursos de liderazgo no significa haber colaborado en los desmanes sexuales del líder, pero algo nos dice de la perspicacia del presidente de Morena.
Claro que Mario Delgado se enojó con la publicación de Animal Político, la plataforma que dio a conocer la información. Fiel al estilo de su nuevo líder (el mexicano, porque el que está en EUA ya está preso), fustigó al medio, habló de calumnias y cosas por el estilo. La cosa es que asistió a esos cursos y al parecer estuvo muy contento porque pagó su cuota durante varios meses.
El señor Delgado publicó una respuesta sobre su estadía en dicha organización. Como buen neoliberal que fue, lo primero que hace es alardear de que fue “formado en el ITAM, UNAM, la Universidad de Essex, Yale y Harvard”. Este tipo de datos siempre es útil de manejar para que nadie lo juzgue de inepto o ignorante. Se supone que una persona que pasa por todas esas instituciones es lo que le sigue de inteligente –aunque claro, el líder de Delgado dice que en esas universidades extranjeras se aprenden “mañas”, y al parecer tiene razón–.
Dada su manifiesta inquietud por los conocimientos, la innovación y siempre motivado por un afán de superación personal se inscribió a NXIVM para “asistir a programas de gestión de liderazgo y éxito corporativo”.
Si alguien se pregunta de dónde sacó Delgado su enorme carisma y su potente don de mando, pues ya sabe qué tipo de cursos tomar. No sólo eso, no se crea que el líder de Morena es un hombre influenciable o que se deja llevar por impresiones. Nada de eso. Es de una pieza, así que él fue porque “habían asistido y recomendaban dicho programa políticos, famosos periodistas y líderes de opinión”. Se le solicitan nombres al señor diputado. Digo, si eran cursos de superación en los que al final le cantaban y bailaban al líder máximo, no hay nada que ocultar.
Por supuesto él asistió “de buena fe y en busca de la mejora de mi capacitación personal”. Claro, todos sabemos que a Mario Delgado únicamente lo mueve la buena fe y las ganas de superarse y cada día saber más y más hasta ser un hombre sabio. Es por eso que ha pasado por tantos lugares para saciar su sed de conocimientos. No se detiene ante nada: lo mismo se mete a cursos para superarse a sí mismo bajo la conducción de uno de los Salinas que al PRD, o se convierte en el gato del Presidente. Nada lo humilla, nada le parece indigno, eso es parte de la motivación para superarse.
Delgado no puede dejar de repetir las palabras de su líder –el mexicano, el gringo ya dijimos que está en la cárcel– y menciona que decir que tomó esos cursos es parte de “la guerra sucia de la derecha”, lo cual suena raro viniendo de un tipo que estudió en el ITAM, en Yale y en Harvard. Aparte de eso, solamente habría que agregar que el líder de Morena dice que fue “víctima de una estafa”. Pobre. Y hablando de buena fe: el señor Delgado apoya a Félix Salgado como candidato. Se ve que algo le quedó de los cursos de liderazgo.
Delgado apoya a Félix Salgado como candidato. Se ve que algo le quedó de los cursos liderazgo.