Las expropiaciones en un gobierno como el de López Obrador son inevitables. Consustanciales a su movimiento. De eso se trata.
No entiendo de qué se asustan ahora porque lo dice Paco Ignacio Taibo II, cuando lo hemos visto en la historia del populismo en América Latina.
Y para no ir más lejos lo tenemos aquí en México ahora, con el lopezobradorismo.
Con López Obrador va a llegar al poder un movimiento cuya base social organizada es la CNTE, agrupaciones radicales de la economía informal, asociaciones rurales y urbanas de autodefensa y todo tipo de células que, con buenas o malas razones, buscan la venganza social y de clase.
Los que están fuera de lugar son los Alfonso Romo y otros empresarios y políticos que creen que van a poder controlar a AMLO.
Él es su movimiento. Su movimiento va a mandar, como dice Paco Ignacio Taibo y no como tranquiliza Romo al sector productivo.
Un caso: en Tabasco dejaron de pagar luz por instrucciones de López Obrador y la deuda asciende a once mil millones de pesos (el 25 por ciento de la cartera vencida de CFE, la concentra ese estado que tiene el cuatro por ciento de la población nacional).
Cuando la CNTE y similares exijan expropiar Bimbo o una llantera o una petrolera o una refresquera por “trasnacionales” para que esas fábricas pasen a poder de los trabajadores, sólo van a tener que dejar de pagar la luz.
¿Qué va a hacer López Obrador? ¿Les va a cortar el servicio? ¿Los va a dejar a obscuras por no pagar? Claro que no. Ahí va un interventor del gobierno.
Cuando los empresarios vayan con el presidente López a cabildear o presionar sobre sus temas, como ocurre en todas las democracias del mundo, ¿cómo va a reaccionar el movimiento gobernante?
Lo dice paco Ignacio Taibo II: “Andrés Manuel en Los Pinos recibe una comisión de altos hombres de las finanzas mexicanas. Ahí están Slim, ahí está la dueña de las cervecerías Modelo para decirle: ‘No, no, cuidado Andrés, porque si avanzan ustedes en ese sentido nos llevamos las fábricas a Costa Rica’. Si ese mismo día, a esa misma hora, no estamos dos o tres millones de mexicanos en la calle diciendo: si te quieren chantajear, Andrés, exprópialos. Chinguen su madre. ¡Exprópialos! ¿Sí? La presión a la que puede ser sometido un caudillo, por más radical, competente y honesto que sea, es tremenda, necesita la presencia del movimiento social detrás, que impulse hacia el cambio”.
Eso es lo que va a haber.
A Taibo lo regañó Ebrard por decir la verdad.
Como lo publicó ayer en estas páginas, con todo y paréntesis, Salvador Camarena, cercano a esa causa:
“Taibo sabe de historia. No es un loco ni un exagerado. Sabe que habrá un intento por someter a un gobernante distinto a la élite convencional. Si acaso, Paco pecó de honestidad y candidez (por avisar cómo sería el futuro), no de otra cosa”.
¿No lo entienden? ¿Todavía no queda claro cómo viene el futuro? Reconvienen a Taibo por avisar.
Ya lo hacen la CNTE, la CETEG y organizaciones estudiantiles y de autodefensa.
Expropian camiones de grupos empresariales en las casetas –que toman–, por ser de empresas trasnacionales.
¿Qué van a hacer esos grupos con el poder en sus manos? Porque si gana AMLO ganan ellos. Son la misma cosa.
No van a devolver las radiodifusoras que toman ni los hoteles que toman ni los aeropuertos privados que toman ni los autobuses que toman.
Ellos van a mandar. ¿O el presidente López les va a echar encima a la fuerza pública a quitárselos?
“Chinguen su madre. Exprópiese”, como dice PIT II.
Su pecado, como apuntó Salvador Camarena, no es decir lo que dijo, sino “avisar cómo sería el futuro” si gana López Obrador.
¿Alguna duda?