La Línea 12 del Metro sigue con problemas y Marcelo Ebrard tan campante por el mundo.
La justicia en México no es pareja. Si un gobernante del PRI o del PAN hubiese perpetrado ese daño al erario con una obra así de obscura y onerosa, hoy estaría acusado judicialmente y linchado por los medios.
Marcelo, en cambio, disfruta las mieles de sus ahorros entre París y Estados Unidos mientras prepara su regreso a México del brazo de un candidato presidencial.
Participando en el foro "El papel de los países Iberoamericanos frente a la Administración de Trump" en Madrid, España. pic.twitter.com/cr4u5NTWPC
— Marcelo Ebrard C. (@m_ebrard) 3 de julio de 2017
No se pide ni linchamiento ni cacería, pero sí que dé la cara ante un tribunal por el atraco que continúa sangrando las finanzas de la Ciudad de México.
Ya tenemos Constitución, pero no tenemos justicia.
Desde hace dos semanas han vuelto los trabajos de reparación a la Línea 12, en horario nocturno para no afectar el servicio, y tienen un costo de 200 millones de pesos al año, según informó el director general del STC-Metro, Jorge Gaviño.
Hay que volver a cambiar los rieles en las curvas más pronunciadas pues presentan un desgaste grave.
Informó Gaviño que “esta línea nació con problemas endémicos que no se van a solucionar nunca en su vida y lo único que tenemos que hacer es estarlo manteniendo de una manera permanente. ¿Cuánto nos va a costar? Ciento ochenta millones de pesos, más la inflación año con año, más refacciones que vayamos utilizando en las curvas”.
O sea, se están cambiando rieles que a su vez ya se habían cambiado. La obra original fue un desastre. Un desastre multimillonario para la ciudad.
Anualmente los capitalinos pagamos mil 350 millones de pesos a la empresa española CAF por el arrendamiento de 30 trenes que no sirven para los rieles que se instalaron.
En las curvas pronunciadas se provoca un “desgaste ondulatorio” y es preciso realizar parches de 200 millones de pesos cada año para evitar descarrilamiento.
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— Marcelo Ebrard C. (@m_ebrard) 3 de julio de 2017
Los trenes que se adquirieron a CAF, de manera directa, sin concurso público, tienen “características para un tren suburbano, en tanto las vías están diseñadas para Metro”, concluyó el peritaje de Systra.
La obra se realizó con rieles que responden al estándar Arena (normas americanas) y una rueda fabricada bajo estándares europeos, asienta Systra en su Informe.
Esa obra de la Línea 12 tuvo un costo presupuestado de 12 mil millones de pesos, y el costo final fue de 24 mil millones.
Los trenes se arrendaron en 18 mil millones de pesos, que se pagan anualmente, y no sirven para las vías que se construyeron.
A lo anterior hay que sumar mil 20 millones de pesos que costaron las adecuaciones hasta 2016 para que la obra pudiera funcionar parchada.
Y cada año es preciso hacerle reparaciones que al menos cuestan 200 millones de pesos, por el desgaste ondulatorio en las curvas cerradas (que no se debieron haber permitido, de acuerdo con el Libro Naranja que rige ese tipo de obras).
La Línea 12 fue un negociazo para algunos y una desgracia para los capitalinos y las finanzas de la ciudad.
El propio director del Proyecto Metro designado por Ebrard, Enrique Horcasitas (hoy inhabilitado) envió una carta a la Cámara de Diputados en la que se deslindó de la adquisición de los trenes. Textualmente expuso: “el tipo de tren no tiene una configuración adecuada para operar la Línea con sotos de mantenimiento usuales y aceptables”.
Si el director del proyecto afirma que los trenes no sirven para las vías, ¿quién dio la instrucción de arrendar 30 de ellos, en 18 mil millones de pesos, sin concurso público?
Eso es lo que tiene que preguntarle Mancera a Ebrard antes de irse a campaña alguna. Y tiene que hacerlo ahora, que la Línea 12 vuelve a sangrar el presupuesto de la ciudad.