Es evidente que no hay consenso para que Raúl Cervantes sea el fiscal general de la nación en los siguientes nueve años. Hubo cambio de opinión en el PAN, el PRD y también en el gobierno.
Lo inevitable va a suceder: Cervantes no va a pasar y el mérito se lo va a llevar Anaya.
Va a ganar Anaya, el que apoyó y firmó el pase automático de Cervantes, y va a perder el presidente que mandó una iniciativa al Senado para bloquear esa disposición.
Un panista, anayista, firmó, apenas en febrero de este año, la reforma constitucional con el pase automático que se publicó en el Diario Oficial.
Y ahora resulta que es Ricardo Anaya el gladiador contra el pase automático.
El mundo al revés. Cosas de la política. De la ignorancia y de la propaganda. Falso que aprobaron el pase automático antes de la casa blanca o Ayotzinapa y por ello cambiaron de opinión.
La reforma que aprueba el pase automático se expidió el 24 de febrero de este año, con la rúbrica del presidente de la Cámara de Diputados, el anayista Javier Bolaños.
La historia empezó cuando se aprueba en el Congreso que la PGR pase a ser Fiscalía autónoma y que el procurador en funciones sea el próximo titular de la Fiscalía. Absolutamente todos los diputados y senadores del PAN estuvieron de acuerdo. Votaron a favor.
Luego, en octubre del año pasado, todos los senadores del PAN, del PRI y del PRD votaron en el Senado para que Raúl Cervantes sea procurador general de la República y en consecuencia nuevo fiscal de la nación.
Y lo hicieron por las capacidades académicas y jurídicas de Cervantes, que hasta ahora nadie ha puesto en duda.
Cuando los senadores votaron por designar a Raúl Cervantes, algunas organizaciones y personalidades de la vida pública hicieron manifiesto su descontento porque se diera pase automático al procurador al cargo de fiscal.
El gobierno reaccionó y el Presidente envió un proyecto al Senado para quitar el artículo transitorio y dejar sin efecto el pase automático de procurador a fiscal.
Quien debía dar trámite a la iniciativa de Peña Nieto era el presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) del Senado, el coordinador panista Fernando Herrera, y no lo hizo. Se mandó a dormir. Y se publicó tal cual en el Diario Oficial.
Ahora los senadores deben votar la minuta que les llegó de la Cámara de Diputados con la ley reglamentaria de la reforma constitucional que crea la Fiscalía, y da pase automático al procurador actual al nuevo cargo.
Esa minuta fue votada por los diputados de Acción Nacional, el PRI y buena parte del PRD. Lo que corresponde es frenar el pase automático, y rechazar la minuta de los diputados que convierte a Raúl Cervantes en fiscal general de la nación. En esa sintonía están los senadores Cordero, Gil, Lozano, Lavalle y Vega Casillas… y los quieren expulsar del partido.
¿Por qué tanto pleito si están de acuerdo en deshacer lo que votaron?
Porque Anaya se acaba de arrepentir. Montó en cólera por una nota sobre su situación patrimonial y él considera que la fuente original de la información es de alguien del gobierno.
Anaya quiere ocultar que votó y promovió el pase automático del procurador a fiscal, y tiende una cortina de humo al culpar a los “calderonistas”. Así golpea a Margarita Zavala, a quien no ha podido rebasar no obstante tener un millón y medio de spots de ventaja.
Las reacciones iracundas del líder del PAN, que no duda en dividir a su partido para ocultar su responsabilidad en el tema del fiscal, es una mala señal de quien aspira a ser presidente de la República.
La rabia, el enojo colérico, y los asuntos de Estado, no se llevan.