Lo más ilustrativo de la campaña en el Estado de México es que Morena se ha quitado la máscara y no es un partido enemigo de la corrupción.
¿Por qué López Obrador se alía con Elba Esther y su camarilla?
Porque busca el poder por el poder, y no un cambio en la sociedad.
Es sólo un “quítate tú para ponerme yo”.
¿No que a él lo movían “ideales”?
Los que pensaban que a AMLO lo motiva un genuino afán de limpiar la corrupción de la esfera pública, hoy deben estar desilusionados.
Desde siempre han puesto a Elba Esther Gordillo como la síntesis de la corrupción política y sindical, y ahora la suman como aliada.
“Pragmatismo”, le llaman a lo que es pura y exclusivamente oportunismo.
Se cayó la única bandera que justificaba a Morena en la escena política: su verbal intransigencia con la deshonestidad y la corrupción.
No son diferentes a los demás partidos. Tal vez son peores, por el grado de cinismo que implica predicar valores en los que no creen.
Usaron a la honestidad como una forma de posicionarse entre una población que justificadamente está hastiada por la corrupción.
Pero a la hora de la verdad, suman a la camarilla de Elba Esther a su proyecto.
Ahí están el yerno de la profesora, Fernando González, que fue subsecretario de Educación (¡!), y el dirigente formal del SNTE durante el cacicazgo de Elba, Rafael Ochoa Guzmán. Abrazados. De cachetito.
Todos a apoyar a Morena.
Incorporan a Fernando Espina, el sempiterno mandamás del sindicato del Metro.
Delfina Gómez descontaba a sus trabajadores parte del sueldo en la alcaldía de Texcoco, para (supuestamente) darle ese dinero al líder de su asociación política, Higinio Martínez, hoy presidente municipal por Morena.
Ella y luego Higinio le quitaban (le quitan) la pensión alimenticia a las exesposas de los trabajadores del ayuntamiento para financiar su campaña al gobierno del estado.
Y se nos presentan como los combatientes contra corrupción.
¿No que Elba Esther era una de las más notables exponentes de la mafia del poder?
Desconozco si todo lo que se dice de la profesora Gordillo, de lo que se le acusa, sea cierto.
Pero López Obrador y sus seguidores eran los principales denunciantes de Elba Esther, y ahora resulta que es su aliada. Lo mismo que los otros.
Qué bueno que haya claridad.
Para uno de los principales problemas de México, la corrupción, López Obrador y su partido no son la solución.
Habrá que ver cómo repercute en la opinión pública mexiquense este striptease de Morena y de López Obrador con el apoyo recibido de parte de Elba Esther Gordillo.
Algunos sugieren que esto no le va a hacer nada a Delfina Gómez en las preferencias de voto. Lo dudo, aunque es posible.
El enojo contra el PRI en el Estado de México es grande y es justificado.
Y la reflexión de largo plazo no penetra lo suficiente: el triunfo de Delfina Gómez es el preludio de la llegada de López Obrador a Palacio Nacional, con todo lo que ello implica.